Ideas claras.
Defiende que la sociedad será más creativa y eficiente en la medida que seamos capaces de abandonar nuestra reticencia a compartir información e ideas, y a esa teoría, que expuso en la UOC, la llama sharismo. Dirige la Fundación Cerebro Social, que promueve los medios de comunicación social y la libre cultura en China. En el 2007 escribió una carta abierta a Google criticándolos por ceder a las presiones del Gobierno chino para censurar contenidos. Como buen hacker, es experto en los medios técnicos que el Gobierno de su país utiliza para censurar la información en internet. Fue el primero en publicar una entrada de blog (2002) en China y tiene miles de seguidores en el mundo.
¿La clave es conectarse y compartir?
Esa es mi historia. ...
De un bloguero hacker.
Por compartir, colgar mis conocimientos en la red y conectar a la gente, la Universidad de Harvard me invitó a investigar mi teoría.
¿Informática y neurociencia?
Esa es la base del sharismo, que el modelo de funcionamiento del cerebro humano inspire las redes de colaboración humanas.
Cuénteme.
Una simple célula es un procesador biológico eléctricamente excitable y muy poderoso, pero como todos sabemos, un grupo de neuronas forman redes ampliamente interconectadas y capaces de procesar información y aprender.
La red neuronal comparte actividad e información, cierto.
Y eso la mantiene activa y viva. Todas las neuronas funcionan básicamente según este principio de conectar y compartir.
De acuerdo, ahora llévelo a la práctica.
Podemos utilizar la red para, entre todos, hallar soluciones a todo. De hecho, ya hay muchos blogueros de distintos campos que comparten lo que saben en la red y ofrecen excelentes soluciones para temas sociales.
¿Y qué obtienen a cambio?
Te das cuenta de que las ideas creativas se retroalimentan a través del intercambio, se refuerzan, se mejoran. Verás tu idea puesta en circulación y republicada a través de las redes de otras personas, de forma que tu obra puede llegar a las masas en la red. Le aseguro que compartir da felicidad.
¿Qué más?
Las empresas también pueden beneficiarse del hecho de compartir su información, porque mucha gente participará en la mejora de sus productos y servicios si dan incentivos a quienes los ayuden.
Pero si lanzas tu idea a la red, pierdes la autoría, el grande se la apropia.
Si encontramos la solución final a una cuestión, la red permite rastrear esa idea hasta quien la propuso en primera instancia. El entorno está más protegido de lo que se piensa.
¿Cómo?
Ya hoy, en la mayoría de las aplicaciones sociales se pueden configurar los términos de uso, y cualquier violación de estos puede ser perseguida por los tribunales. También estamos intentando definir un sistema que llamamos el banco de compartir.
¿En qué consiste?
Mediría el volumen de conocimiento que compartes, que aportas, y el crédito te lo reconocerían desde distintos sistemas. Cuanta más gente remixe tus obras o ideas, más obtendrás a cambio, esa es la nueva fórmula económica.
¿Con qué resultados?
Las empresas que comparten en la red sus trabajos e investigaciones están recogiendo frutos, y las aportaciones a problemas sociales colectivos están funcionando mucho mejor y de forma mucho más creativa y barata que las soluciones que dan los gobiernos.
Propone un híbrido conectado de gente y software.
Exacto, la red equivale a un cerebro colectivo, y eso hace que estemos cambiando el sistema democrático tradicional hacia un nuevo sistema basado en esta inteligencia colectiva en el que todos pueden participar directamente al momento. Estamos entrando en la era de la Web 2.0.
Páginas que permiten la participación de los usuarios.
Cuanto más colectiva sea nuestra inteligencia, más sabias serán nuestras acciones. El sharismo será la política de la próxima superpotencia global: una nueva red humana unida por el software social.
Los estados se debilitarían.
Sí, pero la cultura local tomaría más fuerza, como en el caso de Oriente Medio, donde la conectividad entre las personas ha hecho que desde todo el mundo se apoyara a la gente en Egipto, Siria o Libia. El debate sobre la soberanía y los derechos humanos ha alcanzado un hito, incluso China votó a favor de la resolución para afrontar los problemas en Libia.
Algo les preocupa.
Sí, que se recuperen las protestas de Tiananmen y que se resuelva en el ámbito internacional. El sharismo nos permite una mejora de la justicia social.
¿La próxima revolución será en China?
Ya estamos en una revolución, la red bulle, cada vez más gente utiliza internet para hablar de lo que sucede a su alrededor y para tratar cuestiones sociales y criticar la corrupción del Gobierno e incluso desafiarle.
¿Y la censura informativa?
Cada vez hay más avances técnicos que permiten burlar la censura. El gran problema es que si accedes a información, es necesario tener una masa crítica que sepa lo que sucede, pero eso es cuestión de tiempo.
¿Se impondrá el sharismo?
Sólo necesitamos tecnología más avanzada, comprensible y barata para que el mundo se convierta en un híbrido de máquina y humano que dará lugar a mejores y más rápidas decisiones en cualquier momento y lugar.
¿Y aplicable a todo?
Sí, empresa, educación, justicia, democracia, investigación, denuncia... El flujo de comunicación entre mentes se hará más abierto, flexible y productivo. Redes que a su vez se conectan y reconectan sin miedo a compartir nos llevarán a un nuevo orden social: una revolución de la mente.
Ima Sanchís.
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