La Luna, gira alrededor de la Tierra, la Tierra, gira alrededor de nuestro Sol y nuestro sol, gira alrededor de otro sol, Sirius, y éste a otro más grande, Alcyone, y así, hasta el gran cúmulo de soles del centro de la galaxia.
La Galaxia es una espiral, llena de soles y estrellas, y estos soles se iluminan unos a otros. Entre ellos, hay millones de nebulosas, nubes de polvo, planetas, asteroides, gases, que desvirtúan la luz.
Estas nubes, hacen que cada miles de años, la luz de esos soles más brillantes, no iluminen a los soles más pequeños.
Nuestro sol, es uno de esos tantos soles, un Sol que está asomándose por entre las nubes galácticas. Cuando nuestro sistema solar, comienza a atravesar el Cinturón de Fotones de los Soles Centrales, todo lo que antes estaba en la oscuridad, comienza a iluminarse.
La Materia, ¿qué es?… Es el conjunto de diferente vibración de la energía, es energía cósmica, es luz, vibrando, colisionando, ordenándose, generando formas, con textura, al fin y al cabo… luz, luz cósmica, energía pura. Lo que nos pone en Tercera Dimensión, o en Quinta, es simplemente la vibración de esa luz, de esa energía.
El grado de vibración puede ser bajo, estable, o rápido… a esos tres niveles de vibración de la materia, nosotros los conocemos como: Pasado, Presente y Futuro. Ahora… ¿qué sucede si a esa luz estable… que es nuestro presente… le añadimos muchísima cantidad de Luz? Luz a la cual no estamos acostumbrados, luz de otros soles más lejanos. La energía deja de ser estable, y comienza a acelerarse, y colapsar… La vibración se acelera.
¿Cómo vemos esto en nuestras vidas?
¡Todo se acelera! Habrán notado que los planes que tenían a largo plazo, ahora les pisan los talones… que cuestiones viejas, surgen nuevamente y con más fuerza, que el “tiempo” no les alcanza. Que sus ideas son más rápidas que sus acciones, o al revés.
Todo va mucho más rápido, porque hay más luz, más energía, incluso lo negativo se acelera, porque lo negativo también es luz, luz estancada. Si vemos bien las últimas décadas, los últimos 50 años, avanzaron mucho más rápido que los últimos dos siglos. Y hoy en día, los cambios son año a año, mes a mes.
Hay más divorcios, más bisexualidad, revoluciones, enfrentamientos, despidos, renuncias, desequilibrio en general, acelere imparable en la tecnología, ansias por saber. Dolores físicos, dolor de cabeza, malhumor, enfermedades que vienen o se van, picos de estrés, picos de felicidad, alta emotividad, irritabilidad, alteración en el sueño. TODO SE ACELERA.
Comienza una liberación de karmas a gran escala. Más energía comporta más alteración en los iones, lo que genera más tormentas… más cambios en el clima. Sequía, Inundaciones.Todo se Acelera…
Y nosotros… ¿qué hacemos?
Esto es como una ola… no podemos ir en contra de la ola, debemos dejarnos llevar por la corriente si no queremos salir dañados.
Esta alteración de la materia, es la que abrirá nuestras conciencias en los próximos 50 años. Hay mucho que pasar en estos años, mucho que transformar, el tiempo será cada vez más rápido, y por eso, debemos tomarlo relajadamente. Debemos respirar profundamente, no entrar en el caos y seguir caminando.
Tengan en cuenta pues:
-Profunda y prolongada respiración, caminar, estar en contacto con la naturaleza. Permítanse estarse un tiempo al sol por las mañanas, recibiendo esta suave luz de energía.
-Tengan una alimentación más equilibrada, acorde a sus energías, cuanto más natural sea la alimentación, mejor.
-Cúbranse de una enorme esfera de luz, protegiéndose de los cambios bruscos del exterior.
Todo lo que se acelera, en un momento, bajará la velocidad, nosotros tenemos que ser pilares fuertes durante estos tiempos de cambios, para que en el momento del desacelere, no nos desubiquemos.
Tengan en cuenta, que cuanta más luz absorban y más se abran a la energía del cambio, su materia vibrará más armónicamente, y tomarán vuelo vibracional hacia la Cuarta y Quinta Dimensión, equilibradamente, pero para eso, deben disfrutar de la energía de Tercera Dimensión.
Esta ola de luz se mueve rápidamente: lancémonos suavemente a ella y nademos.
Matías de Stefano.
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