La llegada de la primavera, renueva el presente, comienza el diálogo reconciliador entre la sombra y la luz y nos ofrece la posibilidad de incorporar el equilibrio en nuestras vidas.
En el hemisferio norte celebramos el equinoccio de primavera. Este suceso, importante para los ritmos naturales, marca el instante en que el invierno, con su energía de repliegue e interiorización, da paso a la etapa de comenzar a exteriorizar, a germinar y florecer todo aquello que a estado a la espera pero continúa palpitando. Es el momento que encarna una de las tradiciones más antiguas dentro de la cultura de los rituales.
Muchas culturas, la católica, la escandinava, la egipcia, también la astronomía de los mayas y los celtas, la milenaria tradición china, para muchas de ellas, el comienzo de la primavera era festejado y honrado sin excepción. Esta fecha no solo es trascendental para actividades ligadas al cultivo de la tierra, o al diálogo entre la Tierra y el Sol, entre el día y la noche, sino que históricamente, también ha sido fundamental en las tradiciones místicas de diversas culturas.
Etimológicamente, el término equinoccio deriva del latín, aequus (igual) y nox (noche), aludiendo a una relativa igualdad entre el día y la noche. Popularmente se considera al equinoccio de primavera como el instante preciso en que el día y la noche igualan sus fuerzas, lo cierto es que en realidad, ello no siempre sucede en perfecta sintonía, de hecho suele ocurrir unos días antes o días después (y a esos días, para distinguirlos, se les ha denominado los equiluxios).
A nivel simbólico, el primer día de la primavera, marca el momento en el que la luz y la oscuridad se "toman un pulso" y a partir de ese momento, cada día, incrementará unos segundos más de Luz, hasta llegar al solsticio de verano, el día más largo y luminoso. Técnicamente, se refiere al momento en el que el centro del Sol se sincroniza con el ecuador terrestre, donde los polos de la Tierra, se encuentran a igual distancia del Sol.
Es tiempo de florecer y recoger los frutos, pero primero, hemos tenido que pasar por la renovación a través de la mirada interior que nos ofrecía la energía del invierno. Si, esta época sugiere renacimiento y renovación, es el momento de la transmutación, gracias a la mayor presencia del Sol que revitaliza la fuerza que está activa en cada uno.
A nivel simbólico, el primer día de la primavera, marca el momento en el que la luz y la oscuridad se "toman un pulso" y a partir de ese momento, cada día, incrementará unos segundos más de Luz, hasta llegar al solsticio de verano, el día más largo y luminoso. Técnicamente, se refiere al momento en el que el centro del Sol se sincroniza con el ecuador terrestre, donde los polos de la Tierra, se encuentran a igual distancia del Sol.
Es tiempo de florecer y recoger los frutos, pero primero, hemos tenido que pasar por la renovación a través de la mirada interior que nos ofrecía la energía del invierno. Si, esta época sugiere renacimiento y renovación, es el momento de la transmutación, gracias a la mayor presencia del Sol que revitaliza la fuerza que está activa en cada uno.
En cuanto a la astrología , el equinoccio de primavera, marca la fecha de inicio del año zodiacal, el Sol alumbrando a Aries, primer signo del zodíaco y la rueda comienza a girar en una octava superior. Es el ascenso de la luz en donde las semillas serán bañadas por una renovada energía solar. Cada año el sol da una vuelta completa alrededor del disco zodiacal, aunque cada año su punto de inicio se va anticipando y por ello cruza el ecuador ligeramente alejado de donde se encuentra el signo zodiacal.
Cada signo ocupa 30 grados y el sol pierde un grado aproximadamente cada 72 años y retrocede una constelación completa cada 2,160 años. Lo anterior resulta en que la procesión equinoccial que transita el sol en retroceso toma 25,920 años y esto significa que durante este periodo, conocido como Gran año solar, cada signo del zodiaco ocupará durante 2,160 años la posición del equinoccio de primavera, esto es lo que define la era en la que nos encontramos, algunos investigadores dicen que estamos en el final de la era de Piscis, otros confirman que ya entramos en la era de Acuario.
El perfecto engranaje del Universo vuelve a ofrecernos la oportunidad de renovarnos, nos invita a resonar con los ciclos de la Naturaleza, a equilibrar nuestra luz y nuestra sombra, a despertar del letargo, a abrirnos a la Luz y comenzar a florecer.
Semillas Solares.
Cada signo ocupa 30 grados y el sol pierde un grado aproximadamente cada 72 años y retrocede una constelación completa cada 2,160 años. Lo anterior resulta en que la procesión equinoccial que transita el sol en retroceso toma 25,920 años y esto significa que durante este periodo, conocido como Gran año solar, cada signo del zodiaco ocupará durante 2,160 años la posición del equinoccio de primavera, esto es lo que define la era en la que nos encontramos, algunos investigadores dicen que estamos en el final de la era de Piscis, otros confirman que ya entramos en la era de Acuario.
El perfecto engranaje del Universo vuelve a ofrecernos la oportunidad de renovarnos, nos invita a resonar con los ciclos de la Naturaleza, a equilibrar nuestra luz y nuestra sombra, a despertar del letargo, a abrirnos a la Luz y comenzar a florecer.
Semillas Solares.
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