En un Congeso en Vancouver, Canadá, se decidió que los delfines y los cetáceos merecen tener los mismos derechos que los humanos. A partir de ahora, son considerados personas no-humanas. Este es un gran paso para poder preservar a las especies y poder llegar al equilibrio en nuestro planeta. Es necesario el respeto, la convivencia y permitir que, cada especie, pueda llevar a cabo su misión.
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