Mellen-Thomas Benedict, tenía cáncer terminal y en 1982 tuvo una experiencia cercana a la muerte (ECM).
Durante más de una hora y media, estuvo muerto clínicamente.
Su tumor era imposible de operar, le daban 6 meses de vida.
Así que dedicó ese tiempo para encontrar las respuestas de quién era Dios y que relación tenía con él.
Estaba lejos de ser una persona espiritual.
Decidió leer todo tipo de literatura sobre el tema, sobre religiones y filosofía, eso le dió esperanzas de que había "algo" cuando cruzara al otro lado.
Tuvo una corazonada. Despertó un día a las 4.00 de la madrugada sabiendo que, ese día se iba a morir.
Llamó a algunos amigos para despedirse. Le pidió a la enfermera que lo dejara en paz, al menos durante las siguientes 6 horas después de su muerte, porque había leido todo tipo de historias interesantes de lo que podría suceder después de la muerte y, se durmió.
De pronto, era muy consciente y se vió de pie al lado de la cama. Había una luz a su alrededor. Verse fuera de su cuerpo era aún más vívido que en su vida ordinaria. Podía verlo todo, cada habitación, el techo del edificio, los alrededores.
La luz brillante seguía ahí. Se volvió hacia ella, era hermosa y muy tangible, podía sentirla, era muy atractiva y quería ir hacia ella.
Cuando comenzó a avanzar supo de inmediato que, si la tocaba, estaría muerto. Así que le dijo: "Por favor, espera un momento, me gustaría hablar contigo antes de irme definitivamente". Para su sorpresa, en ese momento, todo se detuvo.
Había sido escuchado e iba a tener una conversación con la Luz.
Comenzaron a aparecer diferentes formas y rostros, Jesús, Buda, Krishna, mandalas, signos.
Pregunté: ¿Qué está pasando aqui? La Luz respondió algo que no puedo repetir con palabras exactas porque era como una comunicación telepática.
Me explicó que, durante las experiencias cercanas a la muerte la información está basada en las creencias de cada persona antes de reunirse definitivamente con la Gran Luz. Si se es budista, católico, etc, se recibe información e imágenes relativas a su creencia.
Yo no me decantaba por ninguna religión ni creencia, pero había leido de todo un poco por eso aparecían imágenes variadas ante mi, sería para que me sintiera cómodo con algunas de ellas!
Todos tenemos un Ser más elevado, una parte de nosotros que es el Ser Superior.
Este se reveló ante mi en su más pura energía. No podría definirlo como un túnel sino, como un camino directo a la Fuente. La Fuente a la que cada uno de nosotros estamos conectados.
Pregunté a la Luz qué era nuestro Ser Superior, me dijo que hay una red alrededor del planeta a la cual está conectado el Yo Superior y forma como una gran hermandad, forma un círculo de energía sutil.
A continuación le dije: "Estoy listo, llévame".
La Luz se convirtió en lo más hermoso que jamás he visto. Era como un gran mandala de Almas. Estaba por encima del planeta y podía ver ese magnífico mandala luminoso que somos en esencia, somos la creación más hermosa.
La Gran familia de almas, la Matriz humana que formamos en conjunto es absolutamente fantástica, de una gran magneficiencia. En todos los niveles, desde el más alto al más bajo, cualquiera sea su forma, somos las más bellas creaciones de la Luz, entonces pregunté: ¿Significa esto que la humanidad ascenderá?
Se produjo como una gran lluvia de estrellas que salian girando de la GRan Luz y me respondió: "Recuerda esto y no lo olvides, necesitáis salvaros a vosotros mismos, sanaros a vosotros mismos, todavía es posible, siempre es posible, habéis sido creados con el poder para hacerlo".
Estábamos destinados a salvarnos a nosotros mismos.
Le agradecí a la Luz con todo mi corazón. En ese momento sentí que me aspiraba y envolvía, me disolvía en ella, me cuesta encontrar palabras para describir ese Amor-Luz.
Aparecí en otro Reino, mi consciencia se expandía una y otra vez. Era una corriente de Luz, vasta y profunda en el corazón de la Gran Vida. Pregunté dónde estaba.
La Luz respondió: "Es el río de la Vida, absorbe directamente el maná". Eso hice. Tomé una profunda respiración, y otra y otra. Era como beber la vida misma. Era puro éxtasis.
Entonces la Luz me dijo: "Sé que tienes un deseo". La Luz sabía todo sobre mi, mi pasado, mi presente, mi futuro. Le contesté que deseaba poder ver el Universo, más allá de nuestro sistema solar. La Luz me transportó hasta el final del túnel. Sentí como si fuera propulsado por un cohete fuera del planeta. Vi el planeta Tierra desde fuera, luego el sistema solar en todo su esplendor, la velocidad aumentó y podía ver la galxia entera, llena de múltiples formas de vida. Descubrí mundos y mundos. Podía afirmar que no estamos solos!
Mientras recorría esta corriente de consciencia a través de las galaxias, algo se ampliaba, se ensanchaba, era mi consciencia que se expandía aún más. Toda la creación se mostraba ante mi, era una maravilla inimaginable. Me sorprendía como un niño!
Llegado a ese punto, me encontré en una paz profunda, más allá del silencio. Podía ver y percibir TODO, más allá del infinito.
Estaba en el Gran Vacío.
Me encontraba antes de la creación, antes del Big-Bang. No había tiempo, no había palabras, sonidos, ni vibración. Era como estar en el ojo de la Creación.
Cuando digo que podía ver y percibir TODO, quiero decir que podía experimentar la Creación generándose a si misma, sin principio ni fin.
Me encontraba en la Consciencia pura, en términos absolutos, percibía múltiples Big-Bang creándose simultáneamente, eran pequeñas parcelas de la Gran Creación, creando a su vez infinitas consciencias.
El Vacío no es vacío. Está lleno de energía, de energía creadora.
Cuando terminó esta experiencia con el Vacío, deseaba volver, inmediatamente me llegó como un murmullo y me sentí aspirado por la Luz, retrocedía por las galaxias, mientras, la Luz me decía que la muerte no existe, somos inmortales, somos parte de este sistema.
Sentí que volvía a la vida, tenía que regresar.
Tenía plena confianza en la Luz y le pedí que no me olvidara de lo que acababa de experimentar ni de las revelaciones que me había mostrado, necesitaba recordarlas. Me dio que Si, que así sería.
La Tierra es un gran productor de energía y consciencia, tanto individual como colectiva. Estaba feliz de regresar, quien quiera que seamos, donde quiera que estemos, cada uno y todos en conjunto, es una bendición habitar este planeta.
Creí que al regresar reencarnaría en un bebé, en algún lugar del planeta, sin embargo, para mi sorpresa, me encontraba en la misma habitación donde me estaba esperando mi enfermera.
Al abrir los ojos, vi la Luz delante de mi, quise incorporarme para ir con ella, pero me caí de la cama. Mi cuerpo estaba frío y rígido.
Me encontraba un tanto desorientado y confuso, no recordaba todo, el recuerdo volvió a mi un poco más tarde.
Me preguntaba ¿Cuál es el mundo real, este o el que acabo de vivir?
Pasados unos meses me hicieron un scáner para corroborar cómo estaba el tumor, la sorpresa fue que ya no existía tal tumor, había desaparecido. El médico no daba crédito. Yo tampoco, aunque sabía que no era la misma persona que antes de la experiencia.
Cada una de las millones de Almas tienen a su disposición una Luz pero, parece que no se dan cuenta porque se consumen en su dolor, en su trauma, sus miserias. Tenemos que aprender a amarnos para abandonar el miedo y el sufrimiento. Tenemos que volver a conectar, a apoyarnos mutuamente y cooperar juntos.
Estamos empezando a darnos cuenta que somos creadores a medida que avanzamos. Tenemos el poder de crear y explorar todo aquello que se extiende a través de nosotros.
Desde que he regresado he aprendido a llegar hasta esa zona donde se encuentra la Luz. Todos pueden hacerlo, no es necesario morir físicamente para hacerlo. Nuestro cuerpo es Luz también, es un universo de Luz. Tenemos toda la energía para resolver todas las ecuaciones.
Todas las religiones hablan de lo mismo, se acerca el fin de cada religión para empezar a hablar de un único
Dios.
No más separación ni engaños. La Tierra está en un proceso de auto regulación, de cambio de consciencia que hará cambiar la política, la economía, el sistema energético, etc.
A raiz de mi experiencia, amo y respeto la vida profundamente. Pronto seremos capaces de vivir en este cuerpo físico mucho más tiempo y con mejor calidad.
Tampoco es necesario vivir para siempre en el mismo cuerpo, necesitamos renovar nuestra energía y transferirla al increible mundo energético que nos rodea.
No os preocupéis, este cuerpo, el cuerpo que habitáis, no es lo importante, aunque es necesario cuidarlo, lo sagrado está dentro de él y en todas partes, somos infinitos, somos inmortales.
Texto: Urantia-Gaia
Traducción: Semillas Solares.
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