Scott Cassell desciende a las profundidades del mar para frenar el descenso de la población de tiburones. Ha viajado por el mundo y ha pasado más de 13 mil horas sumergido en los océanos con la finalidad de detener la extinción de este animal, cuya población ha disminuido un 97 por ciento en los últimos 50 años.
Defiendes a los tiburones, ¿y a los hombres?
SC: Los océanos están muriendo, y sin ellos no hay vida para los seres humanos, pues el 79 por ciento del oxígeno que respiramos proviene de ahí.
La población de tiburones, que encabeza la cadena alimenticia y
por ello controla el equilibrio de los mares, ha disminuido un 97 por ciento
en los últimos 50 años; es decir, quedan sólo un 3 por ciento de tiburones vivos.
Defendiéndolos, defiendo a los hombres. Soy un soldado, siempre lo he sido, y
dedicaré el resto de mi vida para salvar los océanos.
¿Cómo ha logrado que en Baja California, 14 cazadores furtivos estén hoy
en prisión?
SC: En una de esas misiones, en Baja California, me escondí en una
reserva marina; era de noche, me puse un camuflaje y pasé varias jornadas
esperando a los cazadores, que al fin llegaron en sus barcos. Con una cámara
fotográfica capturé sus rostros y los números de las unidades. Esas evidencias,
las entregué al fiscal local y hoy están en la
cárcel.
¿Los hombres pescan tiburones por negocio o por necesidad?
SC: Es puro negocio, nunca actuaría en contra de alguien que lo hace para satisfacer el hambre. Pero, en esos casos, se trata únicamente de dinero. Esos peces se han convertido en un producto de mucha demanda, a causa de la popularidad de la sopa de aleta de tiburón, entre la población china, que en los últimos años se ha enriquecido bastante gracias al crecimiento económico de este país.
SC: Es puro negocio, nunca actuaría en contra de alguien que lo hace para satisfacer el hambre. Pero, en esos casos, se trata únicamente de dinero. Esos peces se han convertido en un producto de mucha demanda, a causa de la popularidad de la sopa de aleta de tiburón, entre la población china, que en los últimos años se ha enriquecido bastante gracias al crecimiento económico de este país.
¿Ha viajado a China para defender a esta especie?
SC: He estado en distintos lugares de Asia, y fue muy duro ver lo
que está pasando ahí. En los puertos chinos hay mercados, suburbios enteros,
donde se comercia con la carne de tiburón. Caminas por las calles, y ves miles y
miles de aletas, de mandíbulas de esos animales. Ahí se siente la muerte, la
destrucción. Por lo de la sopa de aleta, en los últimos 50 años se han
registrado más tiburones asesinados que durante el resto de la historia de la
humanidad.
¿Los chinos consideran esa sopa como un plato tradicional?
SC: Eso es una mentira. En uno de mis viajes hablé con una
historiadora china que me comentó que en el pasado, este plato era reservado para
el Emperador, que comía también carne de tigre, oso y otros
depredadores, creyendo que con su carne poseería sus fortalezas. Con los años
también los aristócratas cantoneses empezaron a consumir esos platos, pero
hasta ahí. Luego China cambió y en los últimos años su población enriqueció. En
la última década, la sopa de aleta de tiburón se ha convertido en un producto
buscado, pues la gente quería comer lo mismo que los nobles, pero no es una
tradición, sino una aspiración; es una moda, como vestir las prendas Armani y
usar bolsos Louis Vuitton.
¿Cuál de sus viajes ha sido el más impactante?
SC: El año pasado hice un buceo continuo recorriendo 30 millas, desde la Isla Catalina a Los Ángeles para llamar atención de la gente sobre el
problema de los tiburones. Y fue muy duro, porque en este trayecto, donde hace
15 años había visto entre 50 y 100 tiburones azules, no encontré ni uno. Y eso
que traía un aparato que produce un sonido que atrae a estos animales. Ni
tiburones azules, ni blancos, ni maco, nada… Para mí eso fue muy impactante, muy
triste.
¿Ha decidido hacer algo al respecto?
SC: Entre varias iniciativas he creado “Undersea Voyager Project”
con el fin de hacer investigaciones en océanos y educar a las nuevas
generaciones sobre el tema. De eso se trata, de formar
científicos y buzos que protegerán el mar y de crear conciencia entre la
ciudadanía sobre esta problemática.
Además, ha filmado numerosos documentales, en los que interactúas con
los tiburones…
SC: No todos me enorgullecen. Desde hace tiempo trabajo para reparar esos daños, busco concientizar a
la gente para que reaccione ante la amenaza que cae sobre los océanos, para que
descubra que los tiburones no son peligrosos, que los hombres podemos aprender
mucho de ellos.
Fuente: Udual.wordpress
La sopa de aleta de tiburón la comen, exclusivamente, los que no tienen hambre. Pero en este momento, y de aquí en adelante más, somos más los que reconocemos, respetamos y honramos la VIDA en todas sus formas, que quienes parecen necesitar extinguirla.
ResponderEliminarCon respeto y Amor para todos.
De acuerdo contigo, pasito a pasito cada día somos más conscientes.
ResponderEliminarAún así, cada uno es libre de tomar sus decisiones, no todos vamos al mismo ritmo. Abrazos.