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7 de mayo de 2013
ESTAR EN ESTE MUNDO SIN PERTENECER A ÉL. PAMELA KRIBBE.
Alguna vez ustedes tuvieron una visión en vuestro corazón, el de una Tierra hermosa y equilibrada. Esta visión aún está viva y ahora está acercándose cada día más. Sé que cuando miran alrededor, ven caos y negatividad, las cosas se agitan y están cambiando y ustedes no tienen que ser parte del caos y de la negatividad que todavía hay en el mundo.
En vuestro corazón pueden regresar al jardín del Edén, al paraíso. Pueden sostener esa visión viva en vuestro corazón y apreciarla todos los días. Pueden estar en el paraíso mientras viven en la Tierra. Y en realidad así es como introducen la energía del Cielo en la Tierra.
Así ven que vuestra misión es ser parte de este mundo y al mismo tiempo no pertenecer a él. ¿Y cómo hacen esto? Con la energía del amor.
Si ustedes luchan contra el mundo y contra las energías que aún hay él, entran en la negatividad y en el caos. Pero si ustedes aceptan estas energías como parte de una etapa de la evolución, la energía en vuestro corazón se vuelve más suave, más dulce y amorosa.
A veces sostener esa visión significa que tienen que retirarse del mundo, al menos hasta cierto punto. Todos ustedes son seres sensibles, respondiendo a la energía que los rodea, de modo que a menudo necesitan estar solos y pasar un tiempo en la naturaleza para refrescarse y aligerarse.
Cuando permanecen demasiado tiempo inmersos en energías densas, vuestra mente puede llegar a ser absorbida por las formas de pensamiento negativo que hay en ellas, y entonces es tiempo de refugiarse en ustedes mismos, en vuestra esencia; estar en el silencio dentro de ustedes.
Permítanse ser llenados de la energía del Amor y la felicidad y dejen que los sane. Perciban la energía del "Hogar" y sean conscientes de que son infinitamente amados. Ustedes son un niño del universo y, como tal, se les permite expresarse y explorar la vida en todas sus formas posibles. Sientan la energía de la alegría detrás de esto. Están destinados a explorar la vida desde una sensación de alegría y de curiosidad; es vuestro derecho de nacimiento.
En el pasado, se les enseñó que tenían que trabajar duro para ganar reconocimiento, que esencialmente como ser humano eran seres pecadores, que tenian que ser disciplinados y había que sufrir para ser mejores. Sientan por un momento esa energía densa y pesada de estas ideas. Imaginen por un momento que esta energía aparece ante ustedes con una forma o con un color; tal vez vean una energía pesada, gris o marrón.
Ahora imaginen que están completamente liberados de esta energía y cuando son libres espontáneamente sienten compasión en vuestro corazón. Se compadecen de esta energía, porque no pertenece al modo natural de la creación. Esa energía representa vuestro sufrimiento y el sufrimiento de la humanidad, y ustedes son sus sanadores. Dejen que fluya una energía sanadora desde ustedes hacia esta energía. Sientan cómo anhela vuestro contacto. Dentro, en lo profundo, es como un niño perdido que quiere volver al Hogar. Véanse irradiando amor, compasión y comprensión.
No tienen que demostrar nada, porque son perfectos como son, un niño del universo. Y esta apreciación de ustedes mismos determina vuestra verdadera relación con el mundo: ustedes son su sanador. Cuando se den cuenta de este hecho, se volverá más fácil para ustedes estar entre energías negativas o densas y no se sentirán abrumados por ellas. No es una obligación o una misión forzada, es puramente por amor que ustedes están aquí. De modo que cuando les pido que hagan brillar vuestra Luz del alma en esta realidad, no les estoy pidiendo que peleen o que luchen con el mundo. Les estoy pidiendo que reconozcan vuestra verdadera naturaleza y que traigan hacia la Tierra, la energía del paraíso, la energía del amor, a este mundo.
Ustedes son amados por todos nosotros en el otro lado; los respetamos y los honramos. Ustedes son nuestros iguales. No venimos aquí por compasión, estamos aquí porque tenemos el honor de compartir el tiempo con ustedes y de abrazarlos como hermanos.
Muchas gracias por estar aquí.
Pamela Kribbe.
Traducción: Sandra Gusella.
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