28 de agosto de 2013

JOAN PLANAS. EN MI TIEMPO LIBRE, DOY ABRAZOS.


Muchas cosas pueden cambiar si cambiamos nuestra actitud.
Comenzó en el año 2006, salió a la calle, abrazó a la gente y desde entonces le han seguido miles en España y Latinoamérica.

¿Excedente de cariño?
-No. Me fui a Nicaragua por amor y, aprovechando que estaba allí, rodé un documental solidario titulado Con ánimo de lucro, que cuestionaba el papel de las ONG, la política, la religión. Su conclusión final era: cambia la actitud y cambiarás el mundo. Lo colgué en internet y pronto empezó a haber respuesta. Muchos me decían que no podían hacer nada, que no tenían tiempo.
-Una respuesta muy común.
-En el 2004 apareció en internet el vídeo Free hugs (Abrazos gratis), protagonizado por Juan Mann, un australiano que estaba muy triste porque sus padres acababan de divorciarse, había roto con la novia y su abuela había muerto. Salía a las calles de Sidney a recibir abrazos gratis. Al verlo, fue como una luz. ¡Era perfecto para demostrar que, con muy poco, puedes hacer feliz a muchos!
-Se convirtió en abrazador.
-Hice un letrero bien grande que ponía Abrazos gratis y me situé en el Portal de l'Àngel, en Madrid. Por un instante tuve miedo al rechazo, pero levanté el cartel y... ¡fue extraordinario!

-¿Tanto?
-La energía de los abrazos es increíble. Se dispara la adrenalina, te sientes reconocido en los otros, la autoestima sube... La felicidad es conjunta.
-Y así fue como animó a otros.
-Mi novia grabó esa primera salida, colgamos el vídeo en internet y fue el segundo más visto después del original en inglés. Luego hice una web para que el movimiento se pudiera contagiar y ahora miles abrazan.
-¿Se requiere algún talento para ser un abrazador?
-Todo el mundo tiene el talento, porque al fin y al cabo se trata de emoción. Pero hay que estar dispuesto a dar amor. Yo tengo una familia sólida y amigos que siempre están ahí. Supongo que esa es una buena base para recibir las energías positivas y negativas que hay en los abrazos. Cuando abrazas limpias las energías del otro.
-¿A cuántos habrá abrazado?
-A muchos. Pero lo importante es la energía que has dado y que te han dado. Al final, lo que el movimiento quiere transmitir es que no solo hay que salir a abrazar fuera, sino que tenemos que abrazar a quien tengamos al lado. Un abrazo dice más que muchas palabras.
-Es un transmisor de afectos.
-Yo propongo a todos que abracen a su padre, a su madre, a su hermano. A muchos les costará, pero el cambio será muy grande. Hay padres que salen a la calle a saltar y a abrazarse por una victoria de un equipo de football  y en cambio no saltan ni se abrazan a su hijo.
-El éxito de su iniciativa demuestra que tenemos carencias...
-La cuestión es si sabemos amar. En la escuela nos enseñan a memorizar ríos, fechas  y reyes, pero no a amar ni a utilizar la mente. Este es un momento histórico, en el que debemos aprender a gestionar la parte emocional. De alguna manera, en el abrazo te enfrentas a tí mismo. Abrazar a otro es una forma de verte por dentro.
-No es una forma de pagar las facturas. ¿De qué vive usted?
-Yo soy director de cine. He hecho cortos, documentales, tele por internet y un videoblog marcadamente social que fue nominado a los premios BOB's. Solo que en mi tiempo libre, en vez de irme de copas a beber, decidí abrazar.
-Parece que ese es su sello.
-De pequeño, cuando me llevaban al cine, me parecía increíble ver cómo se emocionaba la gente con imágenes que eran mentira. Me propuse hacerlo yo algún día. Más adelante despertó en mi la conciencia social.
-¿De dónde le viene la conciencia?
-Del ejemplo de mi abuelo. Perteneció a la quinta del biberón, estuvo en la guerra y en un campo de concentración en Euskadi, España. Era una persona que se entregaba a los otros. Murió el pasado enero, a los 90 años. Siempre busqué su aprobación en todo lo que hacía...
Nuria Navarro.

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