LA MIRADA CRÍSTICA. EMILIO FIEL.

No siempre nos encontramos en una situación favorable para realizar nuestro trabajo interno o para compartir nuestra visión espiritual. 

Y esto no sólo a nivel individual, sino que incluso a nivel planetario la conciencia crística no es especialmente bien recibida en la cultura dominante. Para qué hablar de las zonas en conflicto. 

Nuestra misión es aprovechar cualquier situación externa como una oportunidad positiva para aprender alguna lección, e incluso para enseñar otras más a los que nos rodean. Hay que vivir sin dependencias, sin permitir que las condiciones del entorno nos alteren y rompan nuestra conexión con la presencia yosoy, y con las entidades que nos guían y nos protegen en esta batalla florida. 

Desde la primera gran guerra, las canalizaciones y el trabajo de la sociedad teosófica, de la escuela arcana y los trabajos de los maestros ascendidos, se han esforzado por facilitar la ascensión de todos los seres evolucionados de la humanidad capaces de despertar a la conciencia crística en sus corazones.

Se considera que ésta es la llave del cambio planetario, que un número crítico de seres manifiesten su maestría para salir de la dualidad y plasmar en la materia su conciencia crística. Así las enseñanzas y las técnicas transmitidas para facilitar este trabajo resumen la labor realizada por nuestros hermanos del otro lado para lograr transformar a la tierra en novaterra, esa era dorada siempre prometida y nunca alcanzada todavía. 

Nadie puede traer la nueva era hacia nosotros, porque ese estado no es algo mecánico que pueda regalarse sin más desde las dimensiones celestes. Es un estado generalizado de conciencia de unidad, más allá del bien y del mal, que expresa la evolución de la humanidad y la libertad del ser para transcender la sombra y despertar a lo espiritual.

La nueva tecnología sólo será transmitida a las personas que moren en la conciencia crística, a los seres más avanzados espiritualmente del planeta. Y eso sucederá cuando traspasemos la masa crítica y haya suficientes seres al lado de la conciencia de unidad, para evitar que esta tecnología sea utilizada negativamente en la creación de nuevas guerras y de más desigualdad. Son tecnologías de energía libre, de rejuvenecimiento corporal, de victoria sobre las enfermedades, de abundancia plena…

Cada uno ha de amarse plenamente a sí mismo para que pueda asumir que es un hijo o hija de dios, y que lo representa sobre la tierra. Sólo así podrá colaborar en el despertar de los demás, que es una cualidad esencial de la conciencia crística, y estar defendido ante los ataques de las fuerzas oscuras y de las buenas gentes creyentes, que se negarán a aceptar que un humano esté en contacto con el espíritu y exprese la verdad de este instante. Basta ya de ascetas asociales o de devotos repetitivos, ahora se trata de manifestar lo nuevo en el corazón de las gentes y en las calles. Hemos de unirnos a los hermanos celestes que luchan por la ascensión de la tierra y la elevación de la conciencia de la humanidad.

Ni siquiera es el momento de seguir preocupándonos por nosotros mismos y centrarnos en nuestro propio crecimiento. Han tocado la campana del nuevo tiempo y es el momento de ponerse abiertamente al servicio del amor. Sin amor no hay nada, ninguna conquista es posible a través de la tecnología como intentan vendernos los líderes de la oscuridad. Ni la tecnología humana ni tampoco la espiritual resolverán esta cuestión. Ni la llama violeta, ni las naves alienígenas, ni la energía gratuita.

Sólo con la conciencia amorosa del Cristo puede nacer el tiempo de la quinta dimensión para la tierra Gaia. No encarnamos aquí para defender una escuela, una enseñanza determinada, ni siquiera un maestro sublime… estamos aquí para servir a la elevación del universo entero, más allá de las dimensiones de la densidad y del miedo. El que se queda quieto y no sirve al flujo de la vida está muerto. Los que no dancen morirán.

¡Yo soy el cristo vivo en acción sanadora!

Emilio Fiel.