Algo que resulta tan banal visto por encima, nos da la clave de cómo solemos hacer muchas cosas al cabo del día sin estar en el momento presente. Ser conscientes de lo que pensamos y hacemos nos acerca al despertar y aporta apertura en todos los sentidos.
Lavando los platos, cepillándose los dientes, comiendo, viajando en autobús, trabajando, cuando miramos a alguien, al sonreír, cuando escuchamos..., Si permanecemos conscientes...comenzamos a despertar y hará de cada momento, un momento para celebrar.
Dice Tich Naht Hanh:
En Estados Unidos tengo un amigo íntimo llamado Jim Forest. El invierno pasado vino a visitarme.
Una noche, me pregunto Jim si podía fregar él los platos, le dije: “Hazlo, pero si vas a fregar los platos, debes saber cómo hacerlo”. Jim contestó: “Vamos, Thay, ¿crees que no sé cómo fregar los platos?”. Le respondí: “Hay dos formas de fregar los platos. La primera, es fregar para tener los platos limpios; y la segunda, es fregar los platos para fregar los platos”. Jim estaba encantado y dijo:
“Elijo la segunda forma: Fregar los platos para fregar los platos”.
Desde entonces, Jim supo cómo había que fregar los platos, y le transferí la “responsabilidad” durante una semana. Después hizo una enorme propaganda acerca del fregar los platos para fregar los platos; e incluso publicó la frase, en varios periódicos. En casa lo mencionó tantas veces, que un día su mujer le dijo: “Si realmente te gusta tanto fregar los platos para fregar platos, hay un armario lleno de platos limpios en la cocina, ¿por qué no vas y los friegas?
Hace treinta años, cuando yo era todavía un novicio en la Pagoda, de Tu Hieu, fregar los platos era una tarea poco agradable. Durante la estación de Retiro, cuando todos los monjes volvían al Monasterio, dos novicios tenían que hacer la comida y fregar los platos, a veces de más de cien monjes. No había jabón. Sólo teníamos cenizas, cascarillas de arroz y cáscaras de coco, eso era todo.
Lavar la enorme pila de tazas era una tarea ingrata; especialmente en invierno, cuando el agua estaba helada. Entonces, tenías que calentar un gran balde de agua antes de poder fregarlos.
Hoy en día, se tiene una cocina equipada con jabón líquido, estropajos especiales; e incluso, agua corriente caliente que lo hacen todo más agradable. Hoy es más fácil disfrutar fregando. Cualquiera puede hacerlo a toda velocidad para sentarse luego a disfrutar una taza de té. Incluso, conozco a un montón de mujeres que le han pedido a su marido un lavaplatos.
Según el Sutra de la Atención Mental (Satipattana Sutta), mientras se friegan los platos, uno debe estar solamente fregando los platos; lo cual quiere decir que mientras se hace eso, uno debe estar completamente atento al hecho de que está fregando. A primera vista, puede parecer un poco tonto:
¿Porqué poner tanta preocupación en algo tan simple? Por que ese es precisamente el asunto.
El hecho de que yo esté aquí lavando las tazas, es una realidad maravillosa. Estoy siendo totalmente yo mismo, siguiendo mi respiración, consciente de mi presencia y presente de mis pensamientos y acciones.
No hay forma de ser zarandeado de aquí para allá por las olas de los pensamientos. La conciencia no puede ser dispersada como la espuma en la cresta de las olas, cuando se estrellan contra el acantilado.
Si mientras lavamos los platos, solamente estamos pensando en la taza de té que nos aguarda o en cualquier otra cosa que pertenezca al futuro, o nos apresurarnos a quitarnos los platos de encima como si fuera alguna molestia, entonces no estamos “fregando los platos para fregar los platos”. Y lo que es más, no estamos vivos durante ese tiempo.
De hecho, somos completamente incapaces de apreciar el milagro de la vida, mientras permanezcamos ante la pila de platos. Si no podemos disfrutar el fregar los platos, tampoco podremos disfrutar nuestra taza de té; mientras nos la bebemos estaremos pensando en otras cosas, apenas despiertos al hecho de la taza de té que tenemos ante las manos. De ese modo, estaremos absortos en el futuro y lo que significa realmente es que, seremos incapaces de vivir un sólo memento de nuestra vida.
Thich Naht Hanh
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