EN UN MOMENTO, TODO PUEDE CAMBIAR.

Son las tres de la madrugada.

Suena el teléfono.

Se me encoge el estómago, sé que no me va a gustar lo que voy a escuchar.

Y así es.

Llaman para avisarme que mi hijo ha tenido un accidente con la moto.

No está bien, no está nada bien.

Se me dispara el corazón y la cabeza.

Busco billetes de avión, preparo una maleta y viajo a Sur América.

Las 12 horas de vuelo me han parecido eternas.

Del aeropuerto, directamente al hospital, a la UCI.

Sólo cinco minutos de visita.

Estaba grave, en coma y lo acababan de operar.

Siempre digo que soy optimista, de forma natural, encuentro el lado positivo en las situaciones más complicadas.

Ser realistas y mantener la serenidad es fundamental para poder transmitir calma y buenas energías.

Puse en práctica todo lo que había aprendido hasta ahora: Terapias, meditaciones, visualizaciones, cábala, todo lo que venía a mi mente y podía ayudar.

Es un error creer que cuando están en ese estado no escuchan ni nos sienten.

Necesitan estar serenos, que se les explique lo que ha pasado, dónde están y cómo están.

Cada vez que le hablaba, le animaba y le ponía mi mano en su corazón, sus pulsaciones bajaban, se relajaba y serenaba.

No entraré en detalles en cuanto a lo grave que estuvo y las operaciones, que fueron más de una.

Es fuerte y ha puesto toda su energía en recuperarse y lo ha hecho muy rápido.

Recibí esta prueba como otra oportunidad para medir mi nivel de desapego, para corroborar que aunque nos parezca que no estaremos a la altura de la situación, siempre disponemos de más energía y lucidez de la que creemos tener, que no estamos solos, (en todos los sentidos), que hay mucha gente que en momentos puntuales, aparecen y ofrecen lo mejor de sí mismos, aún en la distancia, porque los abrazos virtuales reconfortan tanto como los físicos.

Ya ha pasado el peligro, cada día continúa recuperándose más y más y los dos sabemos que acabamos de comenzar una nueva etapa, más renovados, más unidos y que nuestra escala de valores, ha vuelto a cambiar.

Nunca dudéis de vuestra fuerza, de la capacidad de superación que todos tenemos, de que nunca estamos solos y de que, toda situación, por muy complicada que se presente, siempre trae un mensaje positivo, aunque en el momento no seamos capaces de verlo.

Agradezco a todos y a cada uno que nos han acompañado y han estado cerca, de la forma en que cada uno podía: en persona, con mensajes, llamadas de teléfono y con sus pensamientos.

La vida está hecha para vivirla.
Semillas Solares.