24 de julio de 2014

LAS POSESIONES QUE NOS POSEEN.




Ser minimalista y practicar la sencillez, no es una moda.
No se trata de vestir de blanco y negro o decorar la habitación como una celda de aislamiento. Pero la verdadera reducción a la esencia requiere bastante más fuerza de voluntad. Joshua Fields y Ryan Nicodemus, decidieron un día arrojar por la borda sus pertenencias materiales e ir narrando en su blog el periplo hacia la absoluta sencillez y libertad.
Ahora, con 32 años, comparten los beneficios de vivir con menos y han publicado un libro,Everything That Remains, una especie de manual  para aquellos que quieran encontrar inspiración  y saber cómo lo han conseguido ellos.
Ambos aseguran que han construido una vida a contracorriente al principio, pero extraordinaria y gratificante. «Durante mucho tiempo, seguíamos la corriente de la sociedad. No estábamos satisfechos con toda esa ola de desorden: desorden mental, emocional, físico. Ya habíamos llegado a los rápidos y sentíamos que, de seguir así, nos precipitábamos velozmente hacia las cataratas».
Fue entonces cuando decidieron cambiar. Joshua nos lo cuenta.
Comenzasteis prescindiendo de un objeto cada día durante un mes, ¿sigues manteniendo esa rutina?
Ya no, pero esa decisión fue una parte importantísima del comienzo, que me permitió obtener el impulso necesario para continuar. Tardé ocho meses en deshacerme del 90% de mis posesiones materiales. Ahora, todo lo que mantengo me sirve para algo o me proporciona alegría. Mis días están llenos de actividades que disfruto, que me ayudan a crecer. Me centro principalmente en las cinco áreas más importantes de la vida: salud, relaciones, diversión, crecimiento personal y ayuda a los demás.
Como todo comienzo… ¿fue difícil eliminar el desorden de tu vida?
Al principio fue muy duro. Tenía mucho apego emocional a mis cosas. Pero una vez que cogí marcha, se hizo más fácil y me di cuenta de que podía deshacerme de cosas que antes me parecían imprescindibles, como esos objetos de valor sentimental que guardas año tras año, pero que no te aportan ningún valor real.
¿Crece el interés por la simplicidad?
Las personas buscan ser conscientes de lo que es importante, de lo que aporta un valor añadido. Yo echaba de menos establecer mis propias prioridades, evaluar cuál era mi escala de valores. Creo que sí aumenta el interés por el minimalismo, porque en esa conciencia reside la verdadera libertad.
¿Por qué aseguras que ser organizado es un mal concepto?
A menudo, la organización nos impide simplificar nuestras vidas. Es solo una acumulación bien planificada. No importa lo bien organizados que seamos, tenemos que cuidar continuamente de las cosas, limpiar y clasificar una y otra vez esas pertenencias que tan metódicamente hemos ordenado. Sin embargo, cuando nos deshacemos de los objetos superfluos, podemos centrarnos en lo importante. Una vez que apartamos lo residual del camino, mantenerse organizado es infinitamente más fácil.
Imaginemos por un momento que todo el mundo quisiera lidiar con el problema real y se convirtiera en minimalista, ¿qué ocurriría?
En términos evolutivos, no fue hasta hace muy poco tiempo cuando empezamos a acumular cosas materiales, tratando nuestros deseos como necesidades, fabricando objetos nuevos, más grandes, más ostentosos. Tal enfermedad se convirtió en aceptable en muchas culturas y, ya no es que aceptemos esa acumulación masiva en nuestras vidas, sino que la esperamos, intentando alcanzar así la felicidad. Como dijo George Carlin, es como pegarse sandwiches al cuerpo con cinta aislante en un esfuerzo por satisfacer el hambre.
Todos pueden ser minimalista y el mundo seguiría funcionando. Hace cien años, todos simplificaban por defecto. La gente no buscaba vivir de un modo simple, simplemente Vivía. Desde entonces, hemos evolucionado tecnológica, médica e incluso intelectualmente, pero se podría argumentar que podemos evolucionar más rápido eliminando el desorden y centrándonos en lo importante. 
Lara Fernández.


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