¿Es posible alimentarse de forma saludable, sólo consumiendo la comida que otros tiran?
Esta misma pregunta se la hecho el canadiense Grant Baldwin.
Se sorprendió cuando descubrió que el 50% de la producción mundial de alimentos, terminan en la basura.
Creó el proyecto Just Eat It donde ha ido plasmando a través de un documental, la cantidad de comida, productos y alimentos que terminan en la basura sin apenas haber pasado por las manos de ningún consumidor.
"Esto tiene que cambiar, seguro que se puede hacer algo".
Decidió poner en marcha un curioso experimento con la ayuda de su novia. Le propuso que durante seis meses, se alimentaran sólo de productos descartados por otros, sin comprar nada de comida.
Pensaron que se alimentarían de las sobras de familiares y amigos o de lo poco y menos apetecible que encontraran rebuscando en los contenedores. A las pocas semanas, se encontraron con una realidad bien distinta y muchos detalles asombrosos. Los excesivos y absurdos hábitos alimenticios que mantienen la mayoría de las sociedades actuales.
La primera sorpresa llegó de la mano del hermano de Grant. Se mudaba de casa y había que vaciar la nevera de comida. En vez de llevar la comida a su nueva casa, tiraba todo a la basura. ¡De locos!
A medida que se alejaban de su entorno habitual de familiares y amigos, recorriendo los barrios cercanos, encontraban cantidades industriales de alimentos aptos para el consumo y con su envoltorio intacto. Habían sido desechados por razones que pueden resultar increíbles y muy ridículas.
“Consumimos por impulso y eso nos hace creer que lo que luce mejor, sabe mejor”.
La tiranía de la estética no está limitada solo al mundo de la moda, también alcanza a la comida. Todas las piezas de fruta con formas que "alguien"considera poco atractivas, a pesar de estar en perfecto estado para su consumo, son descartadas, ya que ningún supermercado o comprador mayorista aceptará venderlas en su negocio.
Cuenta por ejemplo que, luego de terminar una sesión fotográfica encontró decenas de cajas de pizza congelada sin tocar en un contenedor. En otra ocasión, encontró un almacén en el que había un contenedor gigantesco lleno de botes de humus que eran descartados porque iban a caducar en dos días.
El proyecto los estaba superando porque, ellos mismos ahora disponían de más productos de los que podían consumir.
Tan solo en el primer del proyecto, habían ahorrado 1.000 euros en comida entre los dos.
Cada hogar es importante y cada persona pero son los supermercados los mayores responsables de que Estados Unidos y Europa produzcan entre un 150 y un 200 por ciento más de comida de la que se necesita.
Otro tema que se corrobora en el documental es que, las fechas de caducidad no hacen referencia ni a la calidad ni a la seguridad, lo ha comprobado la pareja. Esto hace que la cifra de comida que es apta para el consumo sea desechada.
“Hemos donado la mayoría de estos productos "
En el documental nos recuerdan que para cultivar todos esos alimentos que luego se tiran, es necesario consumir grandes cantidades de agua en su proceso, hay un consumo excesivo de electricidad y otras energías que también es escandaloso, pesticidas y gasolina y muchos de los productos biodegradables se desechan de un modo erróneo, lo que provoca que emitan gases tóxicos. ¡Un despilfarro sin sentido!
En su documental Just eat it dejan al descubierto muchas verdades que la mayoría desconocemos.
Durante los seis meses que duró este peculiar experimento, nunca les faltó comida y además, de la buena, al contrario, tenían en exceso. No adelgazaron, no pasaron hambre ni enfermaron.
Su planteamiento es: planear con más antelación las comidas de la semana, consumir productos locales y de cada estación, evitar los envasados, comprar directamente a los agricultores o mercados locales.
Pasados los seis meses, la última noche del rodaje del documental, lo celebraron con una cena para los amigos preparada únicamente con alimentos rescatados de la basura.
Semillas Solares
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