9 de noviembre de 2015

LA INFLUENCIA DE LA LUNA EN LA TIERRA

Todas las tradiciones otorgan a la Luna un poder sutil sobre las cosas que ocurren en la Tierra.
Hasta ahora, la ciencia no había ido mucho más allá de comprobar el efecto sobre las mareas, pero nuevos datos, sugieren que algunas creencias populares, pueden ser ciertas. 
Una hipótesis novedosa procede de la física cuántica. 
El físico Gerhard Dorda, está convencido de que el poderío atribuido a la Luna se basa en un efecto cuántico que acompaña su fuerza de gravitación y que actúa como un reloj astronómico.
Es decir, la Luna marca los ritmos de los procesos fisiológicos de muchos seres vivos mediante la emisión cíclica, de porciones variables de energía. 
Así provoca cambios en el número de moléculas de agua que se encuentran en las células orgánicas. 
Este reloj cósmico puede determinar desde la química cerebral hasta el crecimiento de las plantas. 
El poder del satélite sobre el estado coloidal lo conocen bien, desde hace tiempo, los químicos y farmacéuticos, pues la producción de plata coloidal (una solución de átomos de plata en agua que se utiliza como antiséptico) es más difícil de conseguir, cuando se produce un eclipse. 
El juego energético entre la Luna, el Sol y la Tierra se halla reflejado en la antigua sabiduría campesina, concretamente en las reglas tradicionales que se aplican a la tala. La densidad de la madera puede ser hasta un 10% mayor cuando, se tala en determinados días de diciembre o enero durante la luna nueva.
Las hojas, resultan hasta 10 veces más duraderas cuando se cortan durante la luna nueva. Los análisis demostraron que las cantidades de calcio y carbono en las fibras cambiaron en correlación con las fases lunares.
El biólogo molecular Richard Lathe está convencido de que la Luna es responsable de la aparición del ADN en la Tierra. 
En el tiempo en que la vida apareció en el caldo primordial marino, la Luna estaba más cerca de la Tierra -se aleja unos 38 mm por año-, por lo que el efecto gravitatorio era mucho mayor y provocaba cambios en la concentración de sales que favorecieron las reacciones químicas decisivas para la aparición del ADN. 
El astrónomo Jacques Lascar ha estudiado qué pasaría si la Tierra careciera de satélite. Reproduciendo en un ordenador el sistema Tierra-Luna ha observado que si se eliminara el satélite, el eje de nuestro planeta se desestabilizaría gravemente: se apartaría de los 23° y los casquetes polares cambiarían de situación cada mil años aproximadamente, lo que implicaría cambios climáticos continuos y exagerados. 
Lo cierto es que la vida en la Tierra ha evolucionado adaptándose a las condiciones ambientales, las fuerzas lunares entre ellas. 
Se ha encontrado una relación entre los ciclos lunares y el comportamiento de más de 600 seres vivos.
El coral, principal constructor de los arrecifes, expulsa sus células reproductoras cada año en el mismo tiempo, en una noche determinada de la luna llena. 
Algunos moluscos se muestran sensibles incluso a los cambios de intensidad en la llegada de energía  electromagnética a la Tierra, debido a que la luna interfiere en ocasiones los vientos solares. 
La Luna actúa como un “detonante” en las reacciones de muchos organismos vivos. Lo más probable es que la mayoría de sincronizaciones tengan que ver con los cambios en la presión interna del agua, es decir, serían consecuencia de una especie de mareas interiores. 
También el campo magnético de la Tierra, que fluctúa ligeramente en función de la posición de la Luna, influye sobre organismos como el caracol tritón de las costas del Pacífico. Se sospecha que este caracol posee un órgano sensorial basado en cristalitos de magnetita que detectan los cambios en el campo magnético terrestre. 
Los ciclos de los seres vivos suelen estar relacionados con factores ambientales que los ponen en marcha o los modulan. El primero de ellos es la luz del sol, después la gravedad y por último los campos magnéticos. 
La Luna llena puede, en un momento dado, favorecer con su luz la germinación de algunas plantas. 
La influencia sobre el ser humano
Es lógico preguntarse si el organismo humano también es receptivo al influjo de la Luna. Las hemorragias coinciden frecuentemente con el plenilunio. Operar en luna nueva reduce riesgos e incluso la necesidad de tratamientos con antiinflamatorios, analgésicos y antibióticos. 
Otro tipo de sangrado relacionado con la Luna es la menstruación. El periodo femenino y el ciclo lunar tienen la misma duración, lo cual justifica que las culturas tradicionales en los cinco continentes asocien a la mujer con el cuerpo celeste.
Algunos autores afirman que la mujer tiene interiorizado el ritmo lunar, que fue determinante en las primeras etapas de la evolución de la vida en el mar. Existen estudios según los cuales, en ausencia de luz artificial, el ciclo menstrual de la mujer se sincroniza con las fases de la Luna. Así, la ovulación ocurre en Luna llena y la menstruación comienza con la Luna nueva. 
En el año 1959, científicos norteamericanos, después de analizar las fechas de 250.000 partos, concluyeron que la concepción, y por consiguiente la ovulación, tiene lugar con más frecuencia en los días de Luna llena. 
En 1973, otros tres investigadores norteamericanos repitieron el trabajo. Analizaron 500.000 fechas de partos y volvieron a determinar que la frecuencia de la ovulación sobrepasa el promedio durante la Luna llena y está por debajo durante la nueva. 
El estado de ánimo también parece estar, bajo el gobierno de la Luna, pero esta es una cuestión aún más controvertida. 
Entre los muchos estudios existentes, destaca el realizado por el Instituto de Criminología Médica y la policía de Filadelfia, según el cual, cleptómanos, pirómanos, alcohólicos y suicidas aumentan su actividad en las fases creciente y llena y la disminuyen notablemente cuando empieza a decrecer. 
Generaciones de campesinos han aprendido trabajando la tierra según las fases de la Luna y las peluquerías seguirán atendiendo más clientes en la fase creciente. 
La luna actúa principalmente mediante su luz y su fuerza gravitacional sobre la Tierra. Las dos cosas experimentan fluctuaciones. La marea alta se produce en la parte del planeta más cercana a la Luna, pero cuando esta alineada con el Sol y la Tierra, los puntos de atracción solar y lunar coinciden y resulta un estado conocido como mareas de primavera, con mareas muy altas y muy bajas.

La marea baja y alta aparecen también en la corteza terrestre: con un periodo de 12.5 horas aproximadamente, recorre la superficie terrestre del planeta una amplia "joraba" que en su punto de máxima altura alcanza los 25 cm, pero nos resulta inapreciable.

El efecto gravitacional de la luna sobre la Tierra fluctúa alrededor de un 25% en su periodo de rotación de 27.3 días. El motivo es que su rotación es elíptica, del tal manera que la distancia entre la Tierra y la Luna varía entre 356.410 km y 406.740 km.

En cuanto a la luz, su claridad fluctúa según sea la posición de la luna en relación a la tierra. La luna muestra siempre la misma cara porque su periodo de rotación y de traslación alrededor de la Tierra coinciden. Pero como a veces varía su velocidad de traslación se puede ver un poco más allá de los bordes este y oeste, por lo que en realidad vemos casi el 60% de la superficie lunar.

Durante la media luna, la parte oscura de la superficie lunar brilla de color gris. Esta luz de luna es luz del sol que la Tierra refleja, como si fuera un espejo, hacia la luna, que de nuevo la devuelve hacia nosotros.

Otro tipo de influencia lunar guarda relación con la 
energía electromagnética procedente del sol, debido a que la luna interfiere en ocasiones el trayecto de los vientos solares. 
 Fragmentos de Manu Corral

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