¿Te
gustaría comprobar cómo cambia la relación con esa persona con la que sientes que todo es
tan complicado? Entonces tienes que empezar
a tener una visión diferente de tus relaciones.
Si en verdad estás dispuesto a hacer una transformación, el primer paso es saber que cuando hay un
conflicto, es que hay dos que participan.
Así que de alguna forma, tu has aceptado jugar a ese juego.
Muchas veces pensamos que el otro es el “enemigo”, el provocador, el grosero, el conflictivo.
Pero cada vez que damos por hecho que el otro es el que “nos
hace”, estamos admitiendo que ¡Somos sus víctimas! Y cuanto más jugamos al papel de víctima, mas alimentamos al verdugo. Así que hay que empezar a observar cuánto de nuestro
poder, estamos entregando.
¡Tu
decides tu realidad!
Somos los únicos responsables de nuestras alegrías,
tristezas, enfados o miedos. En realidad, las otras personas no pueden
hacernos sentir ni mal ni bien. Uno ya se siente mal, inseguro, intolerante y lo único que hace la otra persona, es
mostrarnos nuestras inseguridades y en ocasiones, amplificarlas, quizás demasiado para nuestro gusto, pero es para que
podamos verlas y comprenderlas.
Alguien
o algo tiene poder sobre nosotros sólo si se lo damos.
Si sigues creyendo que otras personas son responsables de tus
alergias o de tus penas y que pueden quitártelas con una mirada, una palabra o
una acción, entonces les estás dando más fuerza a ellos y tu, te sigues
debilitando.
Cuando comprendas que
tu felicidad depende sólo de ti, cuando te
quieras más, te respetes y te aceptes, recuperarás tu poder.
Pasos para transformar los conflictos.
No contestes ni reacciones: Si cada vez que alguien hace algo que tú no encajas bien
mediante una reacción, lo único que consigues es alimentar el juego de
verdugo-víctima. Si decides conscientemente que ya no participas más de ese
juego absurdo, éste deja de tener sentido y pierde fuerza. No creas que por
hacer esto la otra persona pensará que eres débil, es más, tiene que dejar
de ser prioritario la opinión de otras personas, lo que importa es lo que tu deseas
hacer con tu vida, y si quieres una vida más serena, tendrás que dejar de
participar en esos juegos que no te
aportan nada bueno.
Puedes enfadarte: Si te enfadas por lo que alguien hace, te dice o piensa de
ti, vale, permítete enfadarte. Es importante que no ocultes lo que estás
sintiendo y que le pongas nombre a esas emociones, porque si las guardas o
reprimes, estarás retroalimentándolas y llegará un momento en el que el
vaso se llene y se derrame o lo que es lo mismo, tus emociones explotarán. Otra cosa muy diferente es que te regodees en ellas o te dejes arrastrar.
Se trata de reconocer que todavía, hay situaciones que provocan enfado en ti,
sólo eso.
Céntrate en lo que tienes: Aprende a enfocar tu atención en lo que
tienes, en tus potenciales y tus talentos porque si no eres consciente de
tu grandeza, siempre aparecerá alguna situación que te haga tambalear y vuelvas
a flaquear. Los aspectos que hay que cambiar siempre son menos que las cosas
positivas que ya tenemos. Lo importante es ser honesto contigo, no engordar la
lista de las bondades y seguir disfrazando los aspectos menos positivos. ¡Lo que es, es!
Da lo que quieres recibir: Si quieres relaciones amables y de respeto, comienza por
ser amable y respetuoso contigo, sólo así podrás serlo con las demás personas. ¡Verás que difícil es dar algo cuando no
lo tienes! No
generes expectativas hacia las personas, recuerda que cada quien hace lo que
puede y como puede en cada momento.
Muchas veces pedimos a las personas que sientan, piensen o
actúen como nos gustaría hacerlo a nosotros pero todavía, no
somos capaces de hacerlo. ¿Cómo vamos a pedirle a otra persona que haga lo que
nosotros no hacemos?
El cambio siempre comienza en nosotros, de dentro hacia
afuera y a medida que nos transformamos, todo se va transformando en nuestras
vidas.
Semillas Solares.
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