De vez en cuando recuerdo en las clases de
meditación, aquello de "después del éxtasis, la colada" o lo que es lo mismo: Bajar a tierra. Porque muchas
veces nos extraviamos en toda clase de elucubraciones, especulaciones o
fantasías metafísicas, y nos perdemos la realidad contundente de lo que es aquí.
Por mucho que se nos
diga que todo es ilusión, lo cierto es que una migraña hace daño y duele y uno no se queda impasible ante un severo dolor de cabeza. Hay que
moverse en los dos planos, el que podríamos denominar suprasensorial,
pero también en el cotidiano. Hay una historia muy significativa: