1 de abril de 2011

MEDITACIÓN POR LA TIERRA. DANIEL MEUROIS

La comunicación que hoy deseamos transmitiros reviste un carácter un poco particular. Tiene la finalidad de revelar aún más la capacidad que puede manifestar cada uno de vosotros para servir mejor a la Tierra en su totalidad.
Sabiendo el estado en que está vuestro mundo, sois más responsables de la voluntad de amar y sanar vuestro planeta y su humanidad de lo que habéis sido hasta ahora. Por esta razón deseamos entregaros un nuevo potencial con el fin de purificar lo que pueda ser purificado y consolar lo que pueda ser consolado.
He aquí un trabajo -suponiendo que este término sea el correcto- que quisiéramos que practicarais con la mayor frecuencia posible. Es un trabajo de pacificación, de sanación y de intercambio con todas las formas de vida que circulan por la superficie de vuestro mundo. Es un trabajo que realizaremos conjuntamente con vosotros y con otros también en diversos lugares del globo. He aquí pues...

Os sentaréis en la posición de loto, las manos juntas, palmas hacia arriba como formando una copa en el centro de vuestro asiento. Una vez hecho esto colocaréis, con toda la fuerza de vuestro amor, la imagen interior del globo terrestre en el hueco de vuestras manos, la imagen de la Tierra bañada en luz.
Cuando esté cargada de vuestro amor y de vuestra energía de sanación...muy fluida, llevaréis las dos manos y su contenido sutil al lugar de vuestro corazón, el cual le aportará más paz aún. Después llegará el momento de poner vuestra frente en el hueco de las manos colocadas de la misma forma, con el fin de que la voluntad dinamice vuestro acto de amor hacia la Tierra.
Una vez realizado todo esto en perfecta conciencia y sin ninguna crispación en "querer hacerlo bien", os volveréis a poner apaciblemente en posición de loto y, desde el centro de vuestro pecho, dejaréis salir un rayo de luz tan cristalino como podáis sentirlo. Después dejaréis que ese rayo bogue lo más lejos posible de vosotros, de forma que efectúe un bucle alrededor de la Tierra y volveréis a recibirlo en el lugar de vuestro corazón, en mitad de la espalda, unos instantes más tarde.
Si estáis sentados y reunidos en círculo, amigos de siempre, imaginaros qué circuito de luz y de paz puede generar en unos instantes vuestro trabajo común. Imaginad cuan reparador puede ser el bálsamo que ofrece.
Actuad así cada uno a vuestro ritmo, sin prisa. Es uno de los regalos más bellos que podéis ofrecer a vuestra Madre Tierra ya que le proponéis que os responda desde el momento en que os unis al recorrido de vuestro rayo de luz viniendo a acariciaros en el centro de la espalda. Tomad bien conciencia de ese instante porque será sagrado. Tomad bien conciencia también de la fuerza de todo ello en ese punto del tiempo que, una vez más, se presenta como una encrucijada de las almas.
Que la voluntad del Sol os acompañe a partir de ese momento, más que nunca.

Canalizado por Daniel Meurois-Givaudan.
Del libro "Lo que ellos me contaron" Ediciones Isthar Luna-Sol

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