27 de febrero de 2014

LAS ESCUELAS SE TRASLADAN A LOS BOSQUES.


Barro, lluvia y árboles... en lugar de libros, pizarras y clases cerradas. Las "Bosquescuelas" o escuelas al aire libre para alumnos de 3 a 6 años, llegan a España. 
Este modelo educativo, ya asentado en el norte de Europa, en Estados Unidos y Asia, supone una alternativa innovadora donde los niños aprenden el currículo escolar en la naturaleza, en lugar de en clases cerradas. 
El objetivo es inaugurar la primera Bosquescuela para el curso 2015-2016 en algún lugar de la Sierra de Madrid. Una de las madrinas del proyecto es Odile Rodríguez de la Fuente, directora de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, quien explica así las bondades de esta alternativa: «Los niños que se educan al aire libre aprenden con modelos que despiertan e impulsan su espíritu emprendedor, tienen mucha empatía, fortalecen su autoestima, desarrollan su creatividad y valoran muchísimo el trabajo en equipo».

El ciclo de Educación infantil marca objetivos claros en el aprendizaje de la lectura y la escritura, las habilidades numéricas, la expresión plástica o la iniciación a la lengua extranjera que no faltan en Bosquescuela. «No pierden nada por estudiar aquí, hemos adaptado el modelo educativo de Bosquescuela al sistema educativo español para que esta sea una alternativa pedagógica viable que responda a las exigencias de este país. «Además el movimiento en espacios al aire libre favorece la integración sensorial, y la naturaleza representa el entorno perfecto para que los niños alcancen este grado de desarrollo neurológico imprescindible para la comprensión y procesamiento de estas materias».

Metodología

Las escuelas al aire libre, continua Bruchner, encuentran en la naturaleza un entorno lleno de recursos educativos. «Se puede correr, trepar, saltar, sentarse, columpiarse, arrojar objetos sin peligro, encontrar escondites, inventar, explorar y observar los cambios del paisaje», relata. 
«Pero también se hacen talleres de papel, física, música, plástica y filosofía en los que se incorporan estos y otros recursos», añade. Estas vivencias en la naturaleza se complementan, prosigue, «con visitas semanales a lugares en la ciudad, como museos, bibliotecas, etc.». Esta metodología, «es una manera excelente de preparar a las próximas generaciones de niños para abordar con éxito los nuevos desafíos de la sociedad. Que sean personas respestuosas con el medio en el que viven y conscientes de la necesidad de optimizar sus recursos, se sientan conectados con la tierra, y puedan potenciar al máximo sus aptitudes mediante el desarrollo de sus capacidades». «El niño es el protagonista de su desarrollo», concluye.
Abc
Foto: PHILIP BRUCHNER

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