31 de marzo de 2011

¿Y SI SOMOS COMO EL BAMBÚ?


No hay que ser agricultor para saber que, una buena cosecha, requiere de una buena semilla, tierra fértil y riego constante.
Quien cultiva la tierra no se sienta impaciente frente a la semilla sembrada esperando a que crezca, confía en que lo hará.
Hay algo muy curioso en el bambú japonés que no lo hace apto para impacientes.
Una vez se ha sembrado la semilla, durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros 7 años, a tal punto que, alguien impaciente o poco experimentado, estaría convencido de que, la semilla no era fértil.
Sin embargo, durante el séptimo año, en tan sólo seis semanas...¡El bambú crece más de 30 metros!
¿Tardó sólo seis semanas en crecer?
No, la verdad es que, se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, el bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iría desarrollando en el futuro.
En la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, sin terminar de comprender que, el éxito, es el resultado del crecimiento interno y que éste, requiere su tiempo.
Quizá por impaciencia, muchos de los que aspiran a grandes resultados a corto plazo, abandonan justo cuando ya estaban a punto de conseguirlo.

No es fácil que el impaciente comprenda que se llega a buen puerto, siendo perseverante y coherente, confiando en que, recibirá una señal en el momento oportuno.
Es necesario comprender que, en ocasiones, estaremos ante situaciones en las que creemos que no ocurre nada, que la señal nunca llegará.
En esos momentos, recordemos el ciclo de maduración del bambú que, aunque no seamos capaces de ver el resultado, dentro, en el interior, SI está sucediendo algo: esta creciendo, se está desarrollando, está echando raíces, se está preparando para emerger y dar lo mejor de sí.
De forma gradual e imperceptible, vamos creando las bases y el temple que nos permitirá cosechar los frutos que hemos sembrado.
Recuperemos la perseverancia, la confianza, la aceptación y veremos que, aquello que parecía que no iba a prosperar, sólo era cuestión de tiempo y el tiempo es AHORA.
Si de momento parece que no consigues nada,  confía, es muy posible que estés echando raíces, que estés anclándote a la Tierra y ahora, ésto es muy necesario.
Todas las semillas son fértiles, todas llevan un potencial infinito y sólo podrás cosechar aquello que has sembrado.
No son tiempos fáciles, por momentos parece que tanta dedicación y entrega, no termina de satisfacer a muchos y las respuestas, son pocas para algunos. Sin embargo, todo lo que se ha ido sembrando tiempo atrás, ha hecho su trabajo, ha creado una gran red de raíces fuertes, sólidas, capaces de sostener lo que YA comienza a emerger, lo que ya está creciendo con una fuerza imparable y se despliega ante nosotros.
Semillas Solares.
ASÍ ME LO HAN DICHO.

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