Aunque los extremos no son buenos, luego de leer esta historia, es posible que encontremos el punto medio, que pongamos más coherencia en nuestra vida y empecemos a cuestionarnos ciertas "modas" o actitudes.
Basta con rascar un poco en la superficie para descubrir qué hay detrás de estas campañas un tanto agresivas y con qué fin se han creado.
Esta es la propuesta de una pareja con hijos pequeños en la que podemos inspirarnos para hacernos algunas preguntas sobre cómo vivimos y si queremos seguir viviendo así.
Cuando
Scott y Gabby Dannemiller, fueron conscientes de que estaban viviendo dentro lo que se conoce como “el bucle americano donde más es mejor”, decidieron
cambiar algunas cosas, empezando por no hacer ninguna compra innecesaria durante un
año.
Buscaban recuperar lo que ellos llaman su misión familiar, que pasa por “alimentar la relación familiar y ayudar a crear un mundo sin tantas necesidades ficticias”.
Durante un año no gastarían dinero en juguetes, libros, ropa, caprichos u otra cosa que no fuera una necesidad básica como la comida o para vivir alguna experiencia juntos. De todo esto, dejaron constancia en un libro, The Year Without a Purchase: One Family’s Quest To Stop Shopping and Start Connecting (El año sin compras: la aventura de una familia que dejó de comprar y empezó a conectar).
“Se trata de centrarse menos en los objetos para conectar más los unos con los otros. Lo importante es recordar que no se trata de un gran desafío, ya que muchas personas viven con mucho menos al día. Para nosotros, la cuestión era averiguar en qué te gastas el dinero cuando tienes recursos”.
Scott dice que la familia consiguió completar su plan con éxito. “Aunque hubo tres momentos en que no lo conseguimos”. Cuando compraron a su hijo, un protector para jugar como cátcher en su equipo de baloncesto. También compraron unos zapatos nuevos para reemplazar a los que se habían roto y unas aletas de buceo que le habían prometido a su hija, si conseguía aprobar su examen de natación.
“Al centrarnos más en las experiencias en vez de en las compras, crecimos como familia y los niños, no sintieron que les falta nada”.
“El mes que viene es el cumpleaños de nuestra hija, y nos pidió que fuéramos a visitar la granja de su tío y montar a caballo, en vez de otro caballo de peluche. Ahora, antes de comprar algo, nos preguntamos si eso realmente hará que nuestra vida sea mejor o si es algo que solamente va a ocupar espacio y nos resta tiempo para nosotros”.
Para los padres que se estén planteando llevar a cabo un experimento similar, Scott dice que lo primero que tienen que hacer es tener muy claro lo que se pretende. “Para nosotros, el objetivo era reconectar con nosotros y entre nosotros, pero para otros puede ser ahorrar o tener más recursos para otras cosas que les resulten importantes. “Intentarlo es más importante que conseguirlo, no hay que desesperarse”.
Dice que para enseñar a tus hijos a centrarse menos en las cosas materiales, es muy importante modificar lo que les dices cuando te piden algo. “Nosotros solíamos decirles: eso es demasiado caro, pero así lo que conseguíamos era que los niños pensaran ‘de acuerdo, necesitamos más dinero y cuando tengamos más dinero, podremos conseguirlo”. “Ahora decimos ‘no lo necesitamos’, y eso les ayudó a reflexionar”.
Al recortar los gastos, lo más importante es no centrarse en aquello que la familia cree que tiene que renunciar, sino en lo que se está consiguiendo. “Lo que importa no es lo que no tienes. Lo importante es saber cómo reemplazarlo y que se está incorporando algo nuevo a la familia y ese algo fue más tiempo juntos y mejor calidad de vida”.
Hay frases que no deberían faltar en el vocabulario de los padres, por ejemplo: "Te amo y lo siento".
¡Es increíble descubrir que tan sólo en un año, puedes tomar tantas decisiones muy beneficiosas, recuperar tiempo y bienestar y elegir lo que realmente quieres hacer con tu vida y tu tiempo. Es muy reconfortante!
Semillas Solares
Buscaban recuperar lo que ellos llaman su misión familiar, que pasa por “alimentar la relación familiar y ayudar a crear un mundo sin tantas necesidades ficticias”.
Durante un año no gastarían dinero en juguetes, libros, ropa, caprichos u otra cosa que no fuera una necesidad básica como la comida o para vivir alguna experiencia juntos. De todo esto, dejaron constancia en un libro, The Year Without a Purchase: One Family’s Quest To Stop Shopping and Start Connecting (El año sin compras: la aventura de una familia que dejó de comprar y empezó a conectar).
“Se trata de centrarse menos en los objetos para conectar más los unos con los otros. Lo importante es recordar que no se trata de un gran desafío, ya que muchas personas viven con mucho menos al día. Para nosotros, la cuestión era averiguar en qué te gastas el dinero cuando tienes recursos”.
Scott dice que la familia consiguió completar su plan con éxito. “Aunque hubo tres momentos en que no lo conseguimos”. Cuando compraron a su hijo, un protector para jugar como cátcher en su equipo de baloncesto. También compraron unos zapatos nuevos para reemplazar a los que se habían roto y unas aletas de buceo que le habían prometido a su hija, si conseguía aprobar su examen de natación.
“Al centrarnos más en las experiencias en vez de en las compras, crecimos como familia y los niños, no sintieron que les falta nada”.
“El mes que viene es el cumpleaños de nuestra hija, y nos pidió que fuéramos a visitar la granja de su tío y montar a caballo, en vez de otro caballo de peluche. Ahora, antes de comprar algo, nos preguntamos si eso realmente hará que nuestra vida sea mejor o si es algo que solamente va a ocupar espacio y nos resta tiempo para nosotros”.
Para los padres que se estén planteando llevar a cabo un experimento similar, Scott dice que lo primero que tienen que hacer es tener muy claro lo que se pretende. “Para nosotros, el objetivo era reconectar con nosotros y entre nosotros, pero para otros puede ser ahorrar o tener más recursos para otras cosas que les resulten importantes. “Intentarlo es más importante que conseguirlo, no hay que desesperarse”.
Dice que para enseñar a tus hijos a centrarse menos en las cosas materiales, es muy importante modificar lo que les dices cuando te piden algo. “Nosotros solíamos decirles: eso es demasiado caro, pero así lo que conseguíamos era que los niños pensaran ‘de acuerdo, necesitamos más dinero y cuando tengamos más dinero, podremos conseguirlo”. “Ahora decimos ‘no lo necesitamos’, y eso les ayudó a reflexionar”.
Al recortar los gastos, lo más importante es no centrarse en aquello que la familia cree que tiene que renunciar, sino en lo que se está consiguiendo. “Lo que importa no es lo que no tienes. Lo importante es saber cómo reemplazarlo y que se está incorporando algo nuevo a la familia y ese algo fue más tiempo juntos y mejor calidad de vida”.
Hay frases que no deberían faltar en el vocabulario de los padres, por ejemplo: "Te amo y lo siento".
¡Es increíble descubrir que tan sólo en un año, puedes tomar tantas decisiones muy beneficiosas, recuperar tiempo y bienestar y elegir lo que realmente quieres hacer con tu vida y tu tiempo. Es muy reconfortante!
Semillas Solares
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