30 de diciembre de 2015

Crea tu propia vida

La física cuántica ha demostrado sobradamente que somos el reflejo de lo que pensamos y que podemos crear nuestra vida en base a nuestros pensamientos
Por tanto, la paz o el conflicto que sientes en estos momentos, es la consecuencia de lo que has pensado previamente. Como ya sabrás, los pensamientos crean emociones y éstas son las responsables de tu manera de actuar y de cómo te comportas. 

Así es que si no te gusta cómo te sientes cambia tus pensamientos, cambia el diálogo interior que mantienes contigo mismo.
A estas alturas ya sabrás que todo cambio se inicia con un simple pensamiento. Es decir, para que nuestra vida cambie, primero tenemos que cambiar lo que pensamos. Estos nuevos pensamientos generarán una nueva emoción que nos hará sentir de una determinada manera (diferente a la anterior). 
Y esta nueva actitud nos proporcionará una nueva experiencia, la cual nos provocará un nuevo sentimiento que si lo memorizamos y pasamos a nuestro disco duro, se convertirá en un nuevo programa actualizado de mi nuevo yo biológico. 
Y te habrás convertido en tu yo ideal. Si creamos en base a experiencias pasadas sólo obtendremos experiencias repetidas, por lo tanto hay que enfocarse en lo que nos gusta y queremos que entre en nuestra vida, en vez de en lo que no nos gusta y no funciona. 
El pensamiento creativo no debe centrarse en la ausencia, sino en una realidad potencial. Es decir, pensar en lo que se echa de menos impide conseguirlo porque incluye la presunción de una carencia y tus pensamientos de carencia, sólo atraerán más carencia a tu vida.

Este es el secreto de la creación cuántica: pasar de pensar en la persona ideal que deseas ser a serlo. Ahora somos observadores cuánticos de una nueva realidad porque el que puede cambiar sus pensamientos puede también cambiar su destino. ¡Qué gran poder! 
De esta manera, adquirimos toda la responsabilidad cuando tomamos conciencia de que somos nosotros, con nuestros pensamientos, los que creamos día a día nuestra vida. 
Ya no podrás culpar a nadie de lo que te ocurre. Y nadie te podrá culpar a ti. ¿No es maravilloso?
Silvia Gelices.

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