30 de marzo de 2012

VIVIR SIN DINERO. LA (R) EVOLUCIÓN.

EL TESTIMONIO DE BENJAMÍN LESAGE.

Vivir al margen del capitalismo, disfrutando de una existencia ajena a las cadenas de producción, al consumo y al despilfarro que más allá de sus implicaciones materiales y económicas, repercuten en el ánimo de los individuos y de la sociedad, fuera de patrones culturales y sistemas de valores implantados, creencias artificiales, sin la idea que se tiene de que hay límites, cambiando la manera de relacionarnos y la forma en que concebimos el mundo.
Un joven francés de 25 años, de nombre Benjamin Lesage, ofrece una de las muchas versiones, de lo que significa, en este tiempo, vivir sin dinero.
Quizá, como el mismo Benjamin señala, desde su experiencia, inspire a más personas, no a seguir sus pasos ni el de sus compañeros de aventura, sino a descubrir su propio y auténtico camino —indisociable de nuestro destino como comunidad.
Comienza el camino.
19 de enero 2010. Tres jóvenes están en la carretera en La Haya, Holanda, los pulgares arriba y la sonrisa puesta en la cara. Nicola (26, Italia), Raphael (27, Alemania) y yo, Benjamin (25, Francia), tres europeos buscando su destino. Nos habíamos encontrado en la Universidad de La Haya y juntos habíamos empezado una asociación civil para promover soluciones ecológicas y convivencia intercultural. Y un día nació la idea de hacer un viaje para ir a México. Raphael y yo ya habíamos ido y Nicola lo quería conocer, y para no incrementar nuestra huella ecológica demasiado pensamos que era mejor no tomar avión y cruzar el océano con un barco. De repente pensamos que podríamos intentar viajar de la forma más sustentable posible: sin usar dinero, sin consumir, sin tomar agua embotellada, etc.
Nos fuimos entonces al final de enero con tres mochilas solares y un panel solar para no usar electricidad externa y cosechar la fuerza del sol, un filtro de agua, un poco de ropa y ¡una actitud positiva! La idea era solo movernos en ride —fuera en coches, camiones o barcos—, reciclar la comida en los restaurantes, mercados y dormir donde se pudiera.
 Los primeros días eran difíciles por el frio, pero pronto llegamos al sur de España, luego cruzamos hacia Marruecos en un ferry con los choferes de tráileres y viajamos 5 semanas en Marruecos.
Los marroquíes fueron de lo más amables que se puede imaginar, con tanta fe en Allah todos se aplicaban en ayudarnos, dándonos de comer y un techo para dormir en cualquier lugar que nos encontráramos. Esa experiencia nos abrió el corazón y empezamos a entender que viajar sin dinero abre puertas desconocidas y que es una de la mejores formas para descubrir una cultura,  tienes que estar en contacto con ella todo el tiempo, tienes que aprender de ella.
Luego encontramos un chico de Bélgica con su velero que aceptó llevarnos hasta las Islas Canarias, en España. El Puerto de Las Palmas en la isla principal es conocido por ser el último lugar de visita para los veleros que quieren cruzar el océano. Después de dos meses de esperanza encontramos finalmente dos italianos que aceptaron llevarnos hasta Cabo Verde y luego a Brasil. Durante la cruzada, teniendo tanto tiempo para pensar, Raphael y yo decidimos dejar el dinero por siempre. De repente entendimos que el dinero era una creación virtual y que sin ello se descubre un mundo más generoso, más amigable, más justo.
Llegando al norte de Brasil, Nicola, que no estaba tan de acuerdo con la idea de dejar el dinero, regresó a Europa y seguimos los dos hasta Guyana, donde Nieves(25, España), la novia de Raphael, se unió al viaje. De allá pasamos por Venezuela y Colombia, donde Camille(23, Francia), mi ex-novia, se unió también al viaje. Los cuatro cruzamos con otro velero para llegar a Panamá y subimos todo Centro América para llegar a México para la COP 16, que tendría lugar en Cancún.
Fueron como 30,000 kilómetros hechos en puro ride, sin usar dinero para nada (con la excepción de 4 veces en fronteras), durmiendo en todo tipo de lugar imaginable, viendo paisajes increíbles y descubriendo las culturas de un forma muy peculiar. Ese viaje nos permitió ver que la mayoría de la gente es buena y quiere ayudar, que todos buscamos las mismas cosas: felicidad, amor, paz, y que nada es imposible si realmente lo quieres.
Vivir sin dinero nos abrió la mente, el corazón y los ojos. Entendimos el valor (y la dificultad) de recibir y cuán necesario es aprender a recibir para poder dar con gratitud sin esperar nada en retorno. Vimos que lo único que el mundo necesita es amor y compasión, empatía hacia los demás y comprensión. Escuchamos muchas historias y vimos que mucha gente sueña con un mundo sin dinero, solo que con sus familias y situaciones no se lo pueden permitir. Con eso nos convencimos de que lo que hacíamos era algo valioso, que podía inspirar a la gente y más que todo permitir a muchos cuestionarse, reflexionar sobre el dinero, el sistema.
Cuestionarse es una parte importante de nuestra filosofía. Dejamos el dinero por eso. Cuestionándonos, preguntándonos porque usábamos dinero. Nuestra respuesta fue que la Tierra, la Naturaleza, el Sol, nos regalan sus frutos sin esperar nada a cambio. Todo nos fue regalado y lo injusto es acaparar recursos y venderlos como si fueran nuestros. Entendimos la injusticia inherente del dinero, el hecho de que en vez de compartir todo lo que hay en esta tierra (y hay suficiente para todos) lo vendemos con mucha avaricia. Es como un boicot: hemos dejado el dinero para nuestra propia felicidad, para seguir con nuestra armonía personal, congruencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Pero también vivir sin dinero es una manera de decir al sistema que no necesitamos eso, que hay otro camino. Y eso es algo que queremos compartir con el mundo: hay otro camino. Somos libres de cambiar si lo queremos.
Intentamos cuestionar todo, incluso usar o no el dinero. Cuestionamos cómo comemos —siendo veganos— para más paz con los seres vivos, menos contaminación y más salud. Cuestionamos la idea de tomar alcohol, drogas, etc.
Si vivimos sin dinero es porque creemos en el hecho de que si todos empezamos a compartir lo que tenemos, escuchando nuestras necesidades básicas, nadie se va a quedar sin comida o sin techo. Vivimos sin dinero porque dar y recibir sin intercambio es lo que hacemos todos naturalmente con nuestra familia —y en esta tierra somos todos hermanos. Vivimos sin dinero para romper con los esquemas, romper con esa cultura inculcada por el sistema, crear nuestra propia cultura, construir nuestra propia cultura basándonos en valores humanos como el compartir, el amor. Según nuestro punto de vista, el dinero es una barrera, nos impide liberarnos, tener dinero es tener seguridad, en otras palabras, no aceptar la realidad, no aceptar la ley de la naturaleza, tener miedo de lo que viene en vez de disfrutar del momento presente.
No decimos que es la solución o que todos deberíamos vivir así. Es un experimento, un camino, y esperamos que la gente se pueda inspirar en ello para buscar su propio camino.
Después de la COP 16, Nieves se embarazó y con Raphael regresaron a Europa, a Berlín, de ride, (¡hasta consiguieron un ride en avión!). Camille regresó también para estudiar y yo me quedé en México. Participé en varios proyectos en el Distrito Federal durante el 2011 y acabo de regresar de un viajecito en Estados Unidos de 3 meses donde viajé con dos mexicanas, Marissa (24) y Yazmín (26). Marissa está haciendo un documental sobre este viaje. Se puede ver el tráiler en su página web. Otra vez pudimos confirmar que la gente es buena y que un cambio está por venir, mucha gente se está levantando en los Estados Unidos para crear una cultura alterna. Visitamos a los movimientos Occupy y a Suelo, un hombre que vive sin dinero desde más de 10 años, en cuya cueva nos quedamos. De regreso en México estoy buscando un barco para regresar a Europa y unirme de nuevo con Raphael, Nieves, Camille y Alma Lucia, nuestro nuevo angelito, para buscar un terreno y crear una comunidad sin dinero.
Para más información: es.forwardtherevolution.net

2 comentarios:

  1. Tina Crespo Buxeda7 de abril de 2012, 15:25

    Cada vez somos más lo que creemos que esta manera de vivir, es la natural. Los valores más importantes, son gratuitos i Gaia cuida de sus hijos con generosidad. Solo hay que ver como producen un almendro, una higuera o un olivo . Si lo creemos, lo crearemos.

    Gracias a los pioneros que nos abren el camino a los demás.

    Tina Crespo,

    Figueres (Girona) Catalonia

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  2. Todo ésto suena muy bien y estupendo lo de vivir sin dinero y que todo el mundo asi tendrá que comer, etc., pero si todos viven por el morro como vosotros en ese viaje,solo aceptando comida y alojamiento por la amabilidad de los demás, sin dar nada ni producir nada, al final todo el mundo estará pidiendo y nadie dando ni produciendo y será un caos total mayor aun que el que vivimos, porque para todo eso que explicas que nos da la naturaleza detrás hay un agricultor trabajando como un burro, porque con lo que da la naturaleza salvaje no creo que haya muchos dispuestos a irse a vivir a la selva (por ejemplo)ni capaces de sobrevivir en la naturaleza salvaje, asi que con dinero o sin el, planteate currar igualmente aunque sea labrando la tierra porque con estas ideas de hippie fumao se keda el mundo entero sin comida en medio año

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