18 de enero de 2013
DANIEL MEUROIS. ¡PELIGROSO!
Creo que siempre recordaré aquella conferencia algo agitada que di en Francia hace ya mucho tiempo. Se centraba en un tema que hoy día se considera tradicional en lo que llamamos mundo espiritual. Trataba de la decorporación (viaje astral), y por tanto, de posar una mirada diferente sobre la existencia del alma, sobre la existencia después de la vida y sus múltiples grados de realidad y, en consecuencia, sobre el aspecto ilusorio del mundo tal como es hoy día.
Inevitablemente, la conclusión se basaba en la necesidad de revisar nuestra relación con la vida, sobre el concepto de los niveles de conciencia, sobre la lógica de la reencarnación y, finalmente, sobre la posibilidad de una ascensión a la Divinidad que no fuera religiosa, es decir, que no estuviera sometida a un dogma.
Era sin duda bastante herética para la época, pero aportaba de manera generosa amor y esperanza...
Se salió tanto de lo establecido que una señora se levantó de repente y se dirigió directamente a mí, reaccionando frente a la última reflexión "rompedora de la rutina" que acababa de hacer al público.
- «Si ha venido a hablarnos en ese sentido, es usted peligroso"− lanzó con un tono agresivo.
- «Señora... ¿sabe vd. que es el cumplido más hermoso que podría haberme hecho?" −tuve el ánimo de responderle, sin tener siquiera tiempo de reflexionar.
Entonces, la señora en cuestión salió de la fila donde había tomado sitio y abandonó de forma bastante ruidosa la sala ante los ojos de un público entre estupefacto y divertido.
Si esta anécdota me viene hoy especialmente a la memoria se debe a las enormes dificultades que, ante la grandeza del planeta, surgen en todas partes en nuestras sociedades. "La que está cayendo" hoy en la Tierra al alba de la llamada Era de Acuario, nos muestra de forma clara que nuestro mundo se ha equivocado ampliamente en la dirección escogida.
No sirve de nada enumerar las aberraciones que hemos engendrado y en las que estamos inmersos. Todo el que sea mínimamente lúcido y honesto consigo mismo las puede ver en las columnas de los periódicos y en cualquier otro medio de comunicación. Sabemos que "algo" ya no funciona en la tierra y que es más que urgente reaccionar.
¿Lo que no funciona? Con un mínimo de sentido común nos damos cuenta de que no se trata específicamente de uno u otro sistema político o económico... aunque podemos acusar a ambos de multitud de perjuicios que inundan nuestro mundo y alcanzan a su población.
Lo que no funciona son las mentalidades humanas, es el ser humano, es la relación que mantiene con la Vida, con el prójimo y, ante todo, consigo mismo. En suma, es su nivel de conciencia global que, se quiera o no, todavía está basado en reflejos primarios. Es su Inteligencia. Pongo una I mayúscula en ella... ya que hablo de la Inteligencia del Corazón.
En resumen, es el orden del mundo que hemos creado y que seguimos manteniendo el que se muestra completamente saturado, petrificado y absolutamente incoherente. Y éste, es fácil comprenderlo, es el reflejo exacto de nuestra asfixia interior.
Así que mi pregunta es la siguiente: ¿Cuántos hombre y mujeres "responsables" hay todavía que aspiren a que el orden actual del mundo se prolongue indefinidamente? Todos los que tengan algo de lucidez sienten que es urgente posar otra mirada sobre la Vida que nos habita y sobre el universo que nos rodea... y que, en ese sentido, es urgente convertirnos en "peligrosos" para el antiguo orden de cosas.
Así que sí, estoy especialmente orgulloso de la «peligrosidad» de mis palabras, que mantengo desde hace más de 30 años, y de todos los que han tomado un discurso de herejía a mi lado o en caminos paralelos. Ya que la herejía de la que hablo es la que hace saltar las barreras mentales, la que dilata el corazón e intenta unir el ser humano a su Chispa divina. Es una herejía creadora de esperanza y de libertad.
Por esta razón parece peligroso. En efecto, la libertad, la de la conciencia que comprende su verdadera dimensión, su fuente y su destino, da mucho miedo.
Aunque la reclamemos... no valoramos su amplitud y nos apresuramos a darle la espalda en cuanto entrevemos la extraordinaria Revolución interior que implica.
Mi "peligrosidad", y por supuesto, la de todos los que trabajan incansablemente por la llegada de una nueva conciencia, hace que no quiera ver en absoluto nuestro mundo como lo hacen los presentadores del tiempo. ¿Qué dicen estos presentadores? Sea cual sea el tiempo que haga o que se prevea, es maravilloso. Nos repiten que, aunque llueva a cántaros o haya una tempestad anunciada para mañana, todo es estupendo y que no solo vamos a pasar un día espléndido sino también una semana genial.
Evidentemente, sospechamos que les pagan para ser tan optimistas y que han recibido instrucciones precisas de su jefe. Después de todo, ¿por qué no? Es mejor una sonrisa que una mala cara.
El principio en sí no está tan mal... A eso le llamamos ser positivo. Sin embargo, demasiado a menudo oigo algo forzado en sus comentarios artificialmente alegres. Oigo una lección aprendida de memoria y no siempre bien interpretada ya que está muy apartada de lo que vemos al salir fuera. Puede ocurrir que el pensamiento positivo conduzca a una especie de amnesia.
¿Queremos que las cosas sigan como hasta ahora practicando la política de mirar hacia otro lado? Por mi parte, en absoluto.
Si el Espíritu y el Corazón se han convertido en subversivos al punto en que lo son hoy día, si son desterrados de manera sistemática por los medios de comunicación y de todos los lugares de expresión pública, es porque, de manera inconsciente, nuestra sociedad sabe que tienen la fuerza de un gigantesco Tsunami interior. Son peligrosos para la estrechez de pensamiento, de amor y de ser, peligrosos para el egoísmo y para todas las formas de poder...
Así que, os lo ruego, ¡sobre todo no me quitéis la etiqueta de "Peligroso"! Ella es la que me da fuerzas, confianza y alegría... En cambio, lo que no me da, es el pseudo-optimismo, que es ingenuo y se parece al letargo.
¿Qué añadir? Os deseo de todo corazón esa etiqueta si todavía no os la han puesto.
Fraternalmente.
Traducción: Equipo Isthar Luna-Sol
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