3 de agosto de 2013

NAICA, LA CUEVA DE LOS CRISTALES.



Puede parecer el escenario de una película de ciencia ficción pero no lo es, tan solo tenemos que viajar a la serranía de Naica, al sur de la ciudad de Chihuahua, en México y una vez allí, bajar hacia el interior de la tierra unos 300 metros para poder contemplar esta belleza, pero hay un inconveniente,  las elevadas temperaturas de más de 50 grados y la abundante humedad, hacen que no sea posible permanecer allí por mucho tiempo y es fundamental, llevar un traje especial.
Escondida, a 300 metros bajo la tierra, La Cueva de los Cristales de Naica ha esperado hasta ahora para mostrarnos su inmensa belleza y poder. 
Una gran geoda, como un útero natural cubierto de cristales, tranquilo y silencioso, este vientre materno de la naturaleza, acogió lentamente el crecimiento de sus cristales al arrullo del agua, el calor, la oscuridad y el silencio, durante más de un millón de años.
Cautiva su belleza, sus dimensiones, su memoria,  descubrimos un lugar en el que la apariencia de hielo contrasta con un calor sofocante, un ambiente vírgen que atrapa y nos invita a recuperar nuestra capacidad de contemplación y admiración por la naturaleza.
Sus cristales, espejos de múltiples facetas brillantes y transparentes, nos hacen reflexionar sobre el cómo y cuándo comenzó a crearse esta obra majestuosa de la naturaleza, el  poder compartir la memoria de la Tierra que ahí continúa guardada, nos vuelve sensibles a la belleza y también un tanto místicos por la paz y la magia que desprende el lugar. 
Los hermanos Delgado encontraron esta cueva en el año 2000. Una burbuja oscura dentro de la cueva, brilló como un diamante al entrar en contacto con la luz, eso le inspiró a llamarla la cueva del “Ojo de la Reina”. 
Semillas Solares.

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