Tenemos que integrar la triada cuerpo, mente y espíritu, porque nadie puede comenzar el proceso de ascensión arrastrando tras de sí aspectos kármicos sin resolver.
Se trata de enviar luz a muchos recovecos del alma donde no se ha producido esta integración completa, muchos juegos emocionales duales teñidos de cierta oscuridad, fruto de experiencias que salen a la luz a través del registro akáshico del ADN.
No hay manera de esconderse ante lo que está pendiente en los tres planos y por eso es necesario un entendimiento de las emociones humanas de la mente, de los aspectos físicos del ADN y del componente espiritual en nuestra vida.
Y todo esto tarda tiempo en completarse (hemisferios cerebrales, subconsciente, intelecto, la conciencia, el cuerpo, el ADN y sus diferentes capas, el cuerpo de luz, el plano mental y emocional, la merkabah).
La ascensión es la elevación de nuestro ser superior y todo debe prepararse para este momento, desde el cuerpo físico y la mente al cuerpo espiritual.
Es lo mismo que pasa cuando un alma se une a un feto y tiene que adecuarse a la densidad de este plano. Incluso cuando despiertan recuerdos de vidas anteriores se produce una gran agitación emocional, y esto es el karma pendiente que debe limpiarse antes de la total integración ascensional.
En este proceso vamos tomando conocimiento de las dimensiones superiores, aumentan las visiones, despierta una profunda intuición y así vamos avanzando.
La ayuda de los guías internos, el retiro en el templo interno, la respiración del corazón (que llega desde la corona), permiten acelerar esta limpieza e integración de los tres planos del ser.
Emilio Fiel.
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