10 de octubre de 2014

UNA HERRAMIENTA DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL.


Son conocidos los beneficios que aporta el yoga y la meditación en el cuerpo y el alma, pero esta práctica ancestral, está siendo también valiosa como una herramienta de transformación social.

Así, a través de su inspiración, diversas comunidades – algunas en lugares remotos – han encontrado los valores necesarios que motivan el cambio en positivo.
Cuando en el 2007 la ex asesora de Wall Street, Paige Elenson, estaba en Kenia, vio practicar algunas acrobacias a los autóctonos. Ella, una entusiasta del yoga y la meditación, se unió a ellos y comenzó a enseñarles algunos de los movimientos del yoga y técnicas para meditar. No podía imaginar que a su regreso a Kenia, unos años después, lo que les había enseñado, se había popularizado por los barrios y asentamientos de su capital, Nairobi.
De esta forma un tanto casual, nació ‘Africa Yoga Project’, una organización sin ánimo de lucro que imparte clases gratuitas de yoga y meditación y capacita a su vez a los jóvenes, para que se conviertan en profesores de estas disciplinas.
“Ahora soy una madre responsable y amorosa"  asegura Eliam Sandra Wanjiku, una de las integrantes de la organización cuya vida ha dado un giro de 180 grados, “durante mi primera clase de yoga,  sentí como un gran peso había sido quitado de mi espalda y de repente, me encontré  como una persona completamente nueva”.
Lo cierto es que la organización ejerce un gran impacto en toda Kenia. Por el momento ya ha logrado instruir a más de 200 jóvenes con cursos de formación gratuita, emplear a más de 72 personas e impartir clase a más de 6.000 a la semana a través de los 350 centros que se extienden en los asentamientos.  Además, gracias a la difusión del proyecto, integran aquellos colectivos más desfavorecidos “se incluyen  escuelas con necesidades especiales, orfanatos, cárceles y pueblos rurales”.
Trabajan con víctimas de violencia doméstica, grupos para que se alejen de la delincuencia así como en la resolución de conflictos entre israelíes y palestinos.
Su fundador, Sye David, ideó el proyecto a raíz de su experiencia personal durante la guerra de Yugoslavia y quedar atrapado en Belgrado “Me dije a mí mismo, si alguna vez salgo de aquí con vida voy a enseñar yoga y meditación para el resto de mi vida. Era una especie de pacto conmigo mismo. Pensando que era la única manera en que yo sobreviví a esa guerra”.
Una vez que pudo regresar a Reino Unido decidió enseñar yoga y meditación del modo en que había aprendido en Belgrado: combinando músicas de todo el mundo y una actitud libre.
Estas enseñanzas también las trasladó a Oriente Medio, en concreto en Cisjordania y ha llevado a cabo diversos proyectos para derribar las barreras entre israelíes y palestinos por medio de clases conjuntas.
Porque al fin y al cabo, yoga y meditación, de acuerdo a su origen sánscrito significa unirse, no solo lo divino y terrenal, sino la unión del todo y todos.
Cristina Grao 


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