Posiblemente, alguna vez se haya planteado esta cuestión.
Incluso puede que haya escuchado a alguien decir que “con una casa, un trabajo, un coche y un teléfono móvil espléndido, ¿qué más se puede pedir?”
Muchos estudios señalan que, precisamente, el materialismo nos hace menos felices.
Sea así o no, cada vez hay más personas que se replantean si viven con más cosas de las que realmente necesitan.
¿Le gustaría comprobar si es capaz de seguir su ejemplo?
En el blog The minimalists, dos amigos cuentan cómo decidieron dar un cambio a su vida y deshacerse de todo aquello que no les hacía falta. El reto consiste en lo siguiente: durante un mes hay que donar o quitar todas aquellas posesiones innecesarias.
El primer día, una cosa. El segundo, día, dos. Y así sucesivamente.
En esta misma línea se centra el documental finlandés Tavarataivas (My stuff), protagonizado por un joven al que su novia le deja y cae en la cuenta de que gastar mucho dinero con su tarjeta de crédito, no le consuela.
Por eso, decide guardar todas sus pertenencias en un almacén (ropa incluida) para ir sacando una única prenda u objeto por día y ver si, con menos, puede vivir mejor.
Esto son solo dos ejemplos que ilustran cómo, en un momento de su vida, algunas personas deciden dar un giro, adoptando un consumo más responsable y reflexionando sobre la importancia de las personas y las cosas que nos rodean.
"Ser fuerte y feliz no depende de tener pareja, tener trabajo o que me traten bien, sino en aprovechar las oportunidades y valorar lo que se tiene”.
Quizá de eso se dieron cuenta algunas de las personas que decidieron desprenderse de algunas comodidades, para aventurarse en proyectos con los que se sentían más identificados y que les aportaban un mayor grado de satisfacción.
Conectar con una economía humana
“Existe una magia capaz de hacernos soñar despiertos, de atravesar tiempo y espacio, de sentir emociones una y otra vez".
Además del plano personal, reducir el consumo material contribuye a cuidar de nuestro entorno y no tiene porque ser una renuncia. Nos puede permitir destinar recursos a consumir bienes intangibles que, en ocasiones, aportan más satisfacción y enriquecimiento personal.
“Lo que en realidad tiene que decrecer no es la economía, sino la continua producción y gran parte del consumo de bienes materiales”, en contrapartida, se debería poner más énfasis en las actividades y servicios sociales, así como en el consumo cultural.
En particular, actividades como el cine, el teatro, la música o los libros, son experiencias culturales que nos ayudan a crecer como personas.
Somos Triodos.
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