3 de noviembre de 2015

LOS FALSOS MAESTROS


No estoy en contra de ganar dinero por nuestro trabajo, por tener actividades extras o por poner en práctica lo que hemos aprendido... 
El dinero no es sucio ni indecente pero, ganarlo a costa de manipular, mentir, exagerar atributos que no tenemos, predicar una cosa y hacer otra, abusar de las debilidades de quienes confían en lo que les ofrecemos, prometer lo que no podemos dar... para mi, sigue siendo algo imposible de digerir.
Hace falta humildad por parte de quien ofrece y mucho, mucho discernimiento por aquellos que buscan respuestas.

Tres falsos y ávidos maestros se reúnen a charlar y a contarse los unos a los otros cómo consiguen sus ganancias.
El primero de ellos dice:
- Yo trazo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo son para mí, pero las que caen fuera son para Dios.
Otro de los maestros explica:
- Yo también trazo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo son para Dios y las que caen fuera, son para mi.
Y el tercer maestro, el más codicioso, comenta:
- Queridos amigos. También yo trazo un círculo en el suelo. Lanzo las monedas al aire. Las que caen son para mí y las que no caen son para Dios.
REFLEXIÓN:
Hace años escribí un libro que se tituló "Verdad y mentira de los falsos gurús" y que resultó muy polémico y molestó mucho a "algunos".
Hoy en día proliferan como nunca quizá, los falsos maestros, los desaprensivos, los pseudoprofetas y los falsos terapeutas que prometen sanarlo todo y no curan nada. 
Han surgido todo tipo de organizaciones que se extravían en falsas promesas, toda suerte de predicadores que hablan pero no practican nada, infinidad de embaucadores que se aprovechan de la ignorancia o insatisfacción de algunos para engatusarles...
Se mueve tanto dinero en el mercado de la espiritualidad, que no resulta fácil discernir entre la plata y el nácar, la joyería y la bisutería. 
Se hacen promesas imposibles, remedios fáciles o atajos para llegar al cielo; otros se dejan engañar y no utilizan el discernimiento. Los hay que solo buscan la fenomenología oculta y nada les interesa la evolución de la consciencia y también están los que no quieren hacerse responsables de su búsqueda interior y prefieren que un "gurú" les meta en su cárcel antes de estar en la propia.
Tampoco faltan los que apoyan sin querer indagar de si se trata o no de una persona fiable o que tan holgazanes son, que caen en la trampa de que otro, puede hacer el trabajo interior por ti. 
Así, la legión de falsos maestros no cesa o de "iluminados" que impúdicamente se proclaman como tal. 
Pues "ciegos siguiendo a otros ciegos y todos al barranco". Oídos sordos para las palabras de sabiduría: "¡Esperadlo todo de vosotros mismos!".
Dadas las sinuosas sendas que se adentran en el supermercado espiritual, urge alumbrar la lámpara del discernimiento. 
Ya me lo dijo hace muchos años Baba Muktananda: "siempre hay que poner a prueba al maestro". 
Ramiro Calle

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