Cada uno de nosotros tiene que preparar su cuerpo de luz para la ascensión, elevar su nivel espiritual hasta el grado de séptima, novena u onceava dimensión y en el camino, ayudar a nuestros hermanos en su realización espiritual.
Se trata de alinearnos con el tiempo galáctico y los ritmos celestes del sol y del sol central, para ser capaces de explorar nuestra relación interna con el universo del que formamos parte y con todo el multi universo.
Nuestra envoltura luminosa, nuestra merkabah celeste, contiene en las claves de su propia luz, la sabiduría total de este universo encerrada en los aspectos sutiles de nuestro ADN.
Este cuerpo de luz original es la semilla divina de nuestra alma inmortal, y la conciencia crística es un estado de plena activación de las doce espirales del código genético que sirvieron de patrón creativo al humano galáctico.
Todo se revela como un perfecto holograma en que cada parte refleja la perfección del hijo de Dios que somos. Desde el núcleo de la célula y las subpartículas atómicas que lo componen, hasta el nivel macrocósmico que expresa la creación infinita de Dios, todo responde al poder del pensamiento focalizado.
Nuestro trabajo es fundir la conciencia del cuerpo de luz con la conciencia física y la conciencia cósmica, abriéndonos al infinito por dentro y por fuera, desde lo más pequeño a lo más grande.
Así la merkabah alcanza una nueva dimensión universal y se transforma en un vehículo de amor. Es el sol supra consciente que mora como un fotón en el corazón de la célula humana despierta. Y el amor es el vehículo de transmisión, la conciencia de unidad de todo lo creado, lo que nos permite atravesar el velo que da acceso a los reinos espirituales de la luz divina, que hasta recientemente estaban vedados a la conciencia humana.
El corazón se abre a la nueva sanación y esto permite que todo el sistema de fuegos artificiales se encienda progresivamente.
Los chakras se alinean en el interior, por encima y por debajo de los siete conocidos, y aparecen nuevos vórtices de conciencia-energía tanto por encima de nosotros (chakra unificado, estrella del alma, luna, sol y sol central) como por debajo hacia el corazón de la tierra.
Poco a poco la luz va penetrando en los lugares más oscuros de la conciencia celular, y el timo junto con la glándula pineal van enlazando los filamentos del nuevo sistema inmunológico, que está al servicio del naciente y flamante sistema nervioso axiotonal.
Corresponde a las grandes iniciaciones de la muerte, la resurrección y la ascensión del cristo interno. Grandes experiencias son atraídas hacia nosotros y la fusión de los cinco cuerpos permite la manifestación de la nueva merkabah de la sabiduría universal y del amor divino.
Es nuestra entrada en el mundo de los maestros ascendidos, capaces de recibir directamente la sabiduría de la fuente creadora y activando la realización del plan divino sobre la tierra, lo que despertará el corazón de toda la humanidad y establecerá un nuevo paradigma de conciencia para el planeta entero.
Emilio Fiel.
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