16 de febrero de 2015

CONSTRUYE UN HUERTO Y LO COMPARTE CON SUS VECINOS.

Aburrido del aspecto tradicional del jardín a la entrada de su casa, de la cantidad de agua que gastaba en el riego y del trabajo para mantenerlo, Luke Keegan, de Oakland, empezó a colocar unas cajas de madera.  

Al principio, sus vecinos se detenían a mirar, sin comprender de qué se trataba. Al cabo de unos meses, consiguió un maravilloso huerto que asombró a todo el barrio.
Keegan acababa de mudarse. 
Buscaba algo que fuera productivo, que pudiera compartir con su comunidad y con sus vecinos.
Se inspiró en la historia de una pareja canadiense que había hecho un huerto en el jardín al frente de su casa.  Gracias a ellos, muchas ciudades actualizaron las leyes que establecen cómo pueden usarse esos espacios verdes.
Cuando comenzó a transformar su jardín, tenía muy poca experiencia. Tuvo que investigar mucho y consultar en sitios especializados. También recibió consejos de algunos de sus amigos que ya habían experimentado con cultivos sustentables. 
“No puedo explicar cuánta gente del vecindario conocí mientras trabajaba en mi proyecto”“Algunas personas detienen sus automóviles y se bajan para conversar sobre el huerto y ofrecerme semillas. Me encanta despedirlos con un buen manojo de verduras frescas". 
El huerto lleva ya dos años en funcionamiento. A veces la cosecha es tan abundante que superan la cantidad que puede comer. En esos casos, coloca un cartel en la calle que dice “vegetales gratis” y los regala a los vecinos y a quienes pasan por su calle. 
“Esta es la parte más gratificante. Poder ofrecer a quien lo quiera,  la cosecha del huerto"
Comenzó con cuatro cajas de madera recuperada de un granero. Las rellenó con compost  y todo lo que sembró, fue a partir de semillas ecológicas.
Lucila Benito.


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