LA CLAVE SIEMPRE ES ILUMINAR.

Frecuentemente encuentro artículos, ejercicios y propuestas para deshacernos de algunos aspectos oscuros que habitan en nosotros y la mayoría se centran en que es necesario dejarlos salir, que se expresen, que se manifiesten y estar atentos a ellos cada día e incluso, apuntar en un cuaderno en qué momentos aparecen.
A estas alturas, casi todos sabemos ya cómo funciona la energía y que existen Leyes Cósmicas.
Cuanto más enfoquemos nuestra conciencia en aquello de lo que deseamos liberarnos, más estaremos manteniendo viva aquella parte de nosotros.
Le dedicamos tanta importancia que, aunque lo queremos erradicar, sólo logramos engordarlo más.
La clave siempre está en que "no hay nada que quitar, sino que hay que incorporar".
En cuanto cambiamos nuestra atención y la dirigimos hacia otro lugar, lo anterior comienza a consumirse por sí solo, deja de recibir el alimento diario al que le teníamos acostumbrado, va perdiendo fuerza y poco a poco se desvanece hasta desaparecer, se reabsorbe.
No hay que luchar, no hay que imponer, no hay que dar órdenes.
¿Cómo desaparece la oscuridad? Poniendo Luz.
¿Cuándo desaparece la noche? Cuando aparece el Sol.

Ante un síntoma, una enfermedad o un dolor ¿Qué se hace? ¿Nos quitamos el trozo que duele o está enfermo? ¿Lo amputamos? Eso solo ocurre en la medicina convencional, las Terapias Energéticas no funcionan así y aquí estamos hablando a nivel energético, de Luz y Amor.
Si buscamos sanarnos, necesitamos iluminar todos y cada uno de nuestros aspectos, de nuestros cuerpos, de nuestra totalidad.
Nuestra conciencia debe estar motivada a llevar luz allí donde no hay, a llenar los espacios de alegría, a alimentar el estado de bienestar.
Sabemos que la energía sigue a nuestros pensamientos y si nos pasamos el día jugando al "pilla-pilla" con lo negativo, ya sabemos lo que estaremos potenciando.
Lo único que necesitamos hacer es reconciliarnos con nosotros mismos.
Volver a amarnos, a respetarnos, a tener compasión por nosotros que estamos caminando desde hace mucho tiempo, por nosotros que hemos tenido el valor de regresar aquí para continuar lo que hemos dejado inacabado.
Nada de lo que nos ocurre viene del exterior sino, de lo que habita dentro nuestro.
Si continuamos enfocándonos en lo que no deseamos, seguimos atrayendo hacia nosotros los acontecimientos y a las personas que decimos no querer experimentar.
No somos víctimas, somos nuestros propios amos.
Cuando nos amemos por lo que somos y tal como somos, dejaremos de buscar la perfección porque descubriremos que ya somos perfectos.
Seamos lo que seamos, sea lo que sea lo que hayamos hecho, la clave de la sanación está en nuestro poder interior.
Cuando iluminamos una zona oscura, es la Luz la que entra y ocupa un lugar, no es la oscuridad la que se va.
¿Comprendéis esto?
No hay que quitar oscuridad, hay que poner Luz.
No hay que quedarse en las zonas oscuras que existen en nuestro interior o a nuestro alrededor. Es importante saber que existen porque, el conocimiento nos da más libertad y una elección sin conocimiento, no es una buena elección.
Pero cuanto más nos detenemos en observar los aspectos oscuros, cuanto más escuchemos su ronroneo, cuanta más fuerza entreguemos creyendo que los liberaremos, más espacio le estamos dando para que sigan creciendo.
Es importante no saturarnos con información que puede contaminarnos, no se trata de ponernos una venda en los ojos sino, en dejar de alimentar aquello que no deseamos en nuestra vida.
La clave es irradiar, irradiar de dentro hacia afuera, ir llenando el espacio que habrá dejado lo anterior con un soplo nuevo, más radiante y luminoso y así, poco a poco, todo comenzará a iluminarse.
Semillas Solares.
Así me lo han dicho.