Su particular visión y sentido del humor reflexivo, han hecho de Mafalda una fuente de
aprendizajes para observar la realidad desde otra perspectiva.
Mafalda es una niña que no está de acuerdo con el mundo tal cual se lo muestran.
Cuestiona las
creencias propias y ajenas, no se contenta con una simple
respuesta, sino que busca muchas más opciones.
Toma en sus manos el poder del cambio y
no lo percibe como algo imposible.
Inteligente, observadora, sensible e irónica.
Si Mafalda fuera
nuestra coach, tendría infinidad de perspectivas y diferentes opciones con las que nos daría material para reflexionar.
Pongamos como ejemplo seis frases populares de Mafalda que
nos ayudan a pasar de la complejidad del mundo a una visión más sencilla.
1.
“Paren al mundo que me quiero bajar”
¿Cuántas veces no has querido bajarte
del mundo?
Sin embargo, el ritmo en el
que vivimos y las situaciones a nuestro alrededor, nos sacan de nuestro centro y perdemos la paz y la claridad, nos dejamos llevar por la inercia y la rutina y no conseguimos detenemos.
En ocasiones nuestra creencia de: “yo todo lo puedo”, “tengo
que salir de ésta, porque así soy yo”, nos impiden reconocer que necesitamos un
descanso, bajarnos del mundo que estamos viviendo para crear uno mejor, a
partir de la reflexión y de forma consciente.
2.
“Ya que amarnos los unos a los otros no funciona, porque no intentamos amarnos
los otros a los unos”
Ver el mundo al revés es quizá la
perspectiva que necesitamos.
Darle la vuelta a las situaciones, cambiar nuestro enfoque, la forma en la que hacemos las cosas, resaltar lo positivo en vez de ahondar en lo negativo, romper con la rutina y atrevernos a hacer cosas nuevas.
La creatividad de un niño es
inigualable y podemos inspirarnos en ellos.
Observar la vida desde los ojos de la simpleza y
la honestidad.
Sin complicarnos con teorías,
estadísticas y datos científicos.
3.
“¿No sería más progresista preguntar a dónde vamos a continuar, en vez de a dónde
vamos a parar?”
Vivimos quejándonos y enjuiciando lo que sucede a nuestro alrededor.
Pero ¿Cuántas veces nos responsabilizamos
de nuestros actos y hacemos algo para cambiarlo?
¿Cuántas veces nosotros mismos saboteamos las situaciones? para luego decir la frase favorita del ego:
“Te lo dije”, “Yo tenía razón”.
¿Qué haces cuando te das cuenta de que
algo no está funcionando bien? ¿Te quejas y esperas a que explote la situación o te pones en marcha para cambiar el curso de aquello que no te deja avanzar?
4.
"¿No será acaso que esta vida moderna tiene más de moderna que de
vida?"
El mundo actual y la tecnología nos llevan por un camino lleno de actividades y de estímulos.
¿Cuántas horas dedicas a estar inmerso en asuntos que no
tienen nada que ver con la realización de tus sueños?
Pareciera que siempre estamos ocupados o preocupados, somos humanos multitareas... ¿Pero, cuántas de éstas actividades tienen realmente un sentido y un significado profundo para
nosotros?
Nos conectamos con personas de todo el mundo al momento, sin
embargo, dejamos a un lado el poder de la presencia, de percibir la
vida a cada momento y perdernos momentos irrepetibles.
5.
“No vaya a ser que por buscar salidas, nos quedemos sin entradas”
Cuántas veces nos obsesionamos con
resolver un conflicto y le damos vueltas a la misma situación. Buscamos la
opinión de otros; pensamos en lo que creemos que hicimos mal y lo
que hicimos bien, tendemos a un exceso de
análisis que finalmente nos lleva a un bloqueo.
Nos perdemos en el problema sin reconocer que las oportunidades están delante nuestro.
Recuerda: En dónde está tu atención,
está tu realidad.
6.
“Cuánto más te gusten tus decisiones, menos necesitarás que le gusten a otros”
Cuando verdaderamente nos encontramos a gusto con nuestras decisiones y nos enfocamos en aquello que deseamos para nuestra vida, desaparece la necesidad de aprobación.
La inseguridad nos lleva a querer complacer a los demás.
Pregúntate: ¿Qué sentido tienen estas decisiones para mi? ¿Para qué y para quién lo hago?
Marcela Hernández .
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