Caminar es una actividad con beneficios para el cuerpo, para la mente y el Alma
Caminar facilita renovar las ideas y aumenta la creatividad.
Nos resulta familiar la imagen de un científico dando vueltas en círculo, absorto en sus pensamientos, gesticulando con las manos mientras trata de resolver un problema que desafía a su ingenio.
Sin embargo, en una sociedad que se mueve entre la aceleración y el sedentarismo, el paseo o la caminata, es una actividad en vías de extinción. La buena costumbre de oxigenar el cuerpo e ir al ritmo que marque nuestro corazón, no es tan frecuente como antes.
“Algo no va bien en una sociedad que va al gimnasio en coche para montar en una bici estática”.
Y así es, subestimamos el movimiento físico como herramienta de reflexión subiéndonos a extrañas cintas giratorias en las que aprovechamos para ver la televisión.
Pero revertir esta situación depende de nosotros mismos. Si conseguimos pasear con regularidad, no solamente estaremos conectando con nuestro lado creativo, sino que, controlaremos nuestra presión arterial, ayudaremos a nuestro organismo a mantener el peso ideal y estaremos realizando un más que beneficioso ejercicio cardiovascular. Y además nos ayudará a conciliar mejor el sueño y a tener un descanso de mejor calidad.
Algunas pistas para hacer de cada paseo una fuente de creatividad, reflexión y contacto con nuestro interior:
Sin camino.
Exactamente, no vamos a ninguna parte.
Hemos salido simplemente a caminar. No vamos a hacer un recado o a comprar esto o aquello. No hay más finalidad que el paseo mismo, y para ello nos dejaremos llevar, despreocupados, por nuestros pasos. Sin embargo, es importante no ser repetitivos con el itinerario. Porque si somos capaces de ir por distintos escenarios, también podremos recibir estímulos diferentes.
Sin compañía.
Es nuestro tiempo y nuestro espacio y es necesario abandonar cualquier otra actividad que nos distraiga de nosotros mismos. Y con distracción nos referimos especialmente a los tecnológicos. Dejar el teléfono, la música, la radio…
Sin prisa.
Puede resultar obvio, pero es importante recordar que estamos paseando, y para ello debemos llevar un ritmo pausado, tranquilo; acompasados con una respiración sosegada. No tenemos que esforzarnos para avanzar, simplemente cada nuevo paso debe desprenderse del anterior sin más. Esta toma de consciencia de nuestros pasos nos vaciará la mente para permitirnos conectar con nuestro interior.
Con tiempo.
Treinta minutos. Ese es el tiempo mínimo necesario para que el paseo sea productivo, relajante e inspirador. En media hora será suficiente para ponernos en marcha e ir dejando que el ritmo nos envuelva y fluir con nuestros pasos. Además, los expertos aseguran que pasear al lado del agua en movimiento, como un río fluyendo o el oleaje del mar, si es posible, así como visualizar escenarios diversos, proporciona una dosis extra de relajación y bienestar.
Hemos visto de qué manera adquirir el saludable hábito del paseo como ejercicio de impacto suave que nos mantendrá equilibrados con nuestro entorno, con nosotros mismos y nos aportará un extra para dedicarnos a encontrar en nuestro interior territorios desconocidos.
Sin embargo, el paseo también es una herramienta que usan los creativos como desatascador en esos momentos en los que la idea se resiste. Cuando el problema persiste y estamos con la cabeza paralizada, quien vive de la inspiración sabe que necesita dar un paseo creativamente dirigido. Nosotros también podemos seguir este sencillo proceso.
Cambio de decorado.
El primer paso es darse cuenta de que estamos atascados, que hemos entrado en un bucle donde topamos con la misma pared una y otra vez. Parece fácil, pero este primer punto es el que lleva más tiempo y requiere ser más conscientes. Si conseguimos llegar a ese punto, sabremos que hemos de cambiar de decorado; salir de casa o de la oficina y pasear al aire libre para liberar nuestra potencia creativa.
Respirar conscientemente.
Hemos cambiado el decorado exterior, ahora vamos a redecorar el interior. Para ello necesitamos una respiración profunda y consciente, en armonía con nuestros pasos, que no pueden acelerarse. La respiración profunda traerá más oxígeno a nuestro organismo y a su vez hará que consigamos despejar la mente por unos instantes. Si nos concentramos en respirar, lograremos dejar la mente en blanco para que surjan nuevas ideas, caminos y soluciones.
Ayudarse de las manos.
Una de las conclusiones más sorprendentes del estudio de la Universidad de Michigan es que cuando estamos inmersos en nuestro pensamiento, el movimiento de las manos ayuda a crear mejores ideas, a que nuestras metáforas sean más ricas. Y es que está comprobado que si, además de los pies, usamos las manos, nuestro paseo será mucho más productivo. Es como si el movimiento de las manos acompañara al nacimiento de la idea, como si la ayudásemos a ver la luz cuando esta se resiste.
Uso creativo del entorno.
Una técnica excelente para abrirse a la creatividad es usar cualquier elemento que nos encontremos durante el paseo como un pequeño inicio creativo. Tratar de resolver nuestro problema con ese objeto como eje de la solución. Por ejemplo, imaginemos que no sabemos qué regalarle a nuestra pareja para su cumpleaños y queremos algo original. Decidimos hacer un uso inspirador del entorno en el precioso instante en el que nos fijamos en un árbol. ¡Eso es! ¿Por qué no regalarle uno? Escoger un lugar especial y plantar un árbol en su honor puede ser una idea distinta y muy creativa de hacer un regalo.
El País Semanal.
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