En el artículo anterior contaba quién es Justo Gallego y el sueño que ha convertido en realidad desde hace más de 50 años.
Lo que hace lo hace por placer, no le preocupa si la iglesia o los obispos algún día consagrarán su catedral y si será reconocida.
Dice que su fuerza viene de la oración, de meditar y de ser vegetariano.
Desde que se ha dado a conocer, muchas son las personas que se han unido para que el sueño de Justo continúe haciéndose realidad.
También algunas empresas de construcción están donando materiales.
¿Por qué seguir llamando loco a quien cree en su fuerza y la pone en práctica para materializar su sueño?
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