La mente es poderosa pero, no ponemos ese poder a nuestra disposición.
Si dejamos que la mente galope libremente, será difícil que encontremos estados de quietud.
Es como si ella no quisiera que alcanzásemos un lugar de calma y serenidad.
Pero cuando lo hacemos, todo se asienta de forma natural, aparece la intuición, la revelación, todo se vuelve claro y la Vida, comienza a hablarnos.
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