Las actividades de este tipo al aire libre, podrían ahorrar mucho dinero a la sanidad pública.
"Como seres humanos agricultores-recolectores, estamos programados para vivir al aire libre. No estamos adaptados a la vida urbana. Una dosis de 'espacio verde' conecta a la gente con la naturaleza y puede suponer grandes beneficios.
La presión arterial se reduce, disminuye la tensión muscular... y todo eso sucede en el momento de entrar en un parque, un bosque, el campo o un jardín."
También apunta una notable reducción del estrés. La demencia, la diabetes tipo II y las enfermedades del corazón, pueden ser prevenirse y tratarse con la terapia al aire libre.
Y al estimularse sentidos como el tacto, el olfato y el oído, un jardín se ha mostrado como un tratamiento efectivo para los pacientes con demencia.
William Bird es consciente de que los médicos aún no han aceptado que algo tan simple pueda ser más eficaz que los medicamentos, pero insiste en que hay muchas evidencias de que la naturaleza tiene un profundo impacto en el cuerpo y la mente: "Si la jardinería y un medicamento tienen el mismo efecto en la prevención de la diabetes, por ejemplo, deben ser comparados objetivamente en lugar de elegir el medicamento simplemente porque es más familiar en el sistema de salud."
Su investigación, publicada en la revista Physiology and Behaviour, sugiere que los sonidos de la naturaleza –el silbido del viento a través de los árboles, el canto de los pájaros o una corriente de agua natural- reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
"La terapia hortícola o el cuidado del jardín, incluye una amplia gama de opciones de tratamiento. Abarca desde el cuidado de las plantas individuales a caminatas en áreas naturales. Incluso las plantas de interior pueden tener un efecto beneficioso sobre la salud mental."
El Correo.
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