Nada es imposible, siempre digo que: "Lo imposible es un absurdo".
Podemos abrazarnos a las complicaciones, a las dificultades o dar el salto hacia la superación de las pruebas que, al final, no es otra cosa que ir en busca de nuestros sueños.
Tommy Carroll es invidente desde
los dos años. Quedó ciego a causa de un cáncer de retina. Eso no le ha impedido patinar en skate desde los diez y disfrutar de la
velocidad, la libertad y hasta de las caídas, como dice Tommy: "Aprender a caerse es tan importante como mantenerse en pie".
¿Cómo lo hace? Valiéndose del sonido de las llantas de su skate y de su desarrollado sentido
del espacio y ubicación pero, sobre todo, con una inmensa dosis de saber que, cuando se quiere... se puede!
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