Basta con mirar cualquier escaparate de muchas tiendas, para darse cuenta que los maniquies no nos representan, no se parecen en nada o en muy poco a la gran variedad de seres humanos.
Se rigen por prototipos de belleza que, todavía no sabemos quién, ha decretado qué es bello y qué no lo es.
¿Dónde está la belleza? ¿En la perfección? Pero... ¿Quién es perfecto?
Es necesario respetarnos por lo que Somos y no por lo que parecemos ser.
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