Nuestra vida es un constante cambio, está fluyendo entre las distintas fuerzas que componen nuestra vida y las energías del Universo.
Existen mapas y herramientas que nos pueden guiar en momentos puntuales y señalarnos el mejor camino a tomar o cómo afrontar la situación en la que estamos.
Es el caso del I Ching, un libro milenario de Oriente y que tiene algo más de 2000 años de antigüedad.
El I Ching, además de tener textos de corte filosóficos,
se compone de un conjunto de 64 hexagramas que son el resultado de combinar seis líneas que pueden ser continuas (yan) o discontinuas (ying).
se compone de un conjunto de 64 hexagramas que son el resultado de combinar seis líneas que pueden ser continuas (yan) o discontinuas (ying).
Para encontrar una respuesta en este antiguo compendio de sabiduría, debemos lanzar seis veces tres monedas al mismo tiempo y, dependiendo de las “caras” y “cruces” que salgan, iremos dibujando líneas continuas o discontinuas según el resultado y luego, buscar el simbolismo e interpretación en el libro.
El I Ching nos dirá en qué lugar o momento nos encontramos y hacia dónde vamos.
El I Ching nos dirá en qué lugar o momento nos encontramos y hacia dónde vamos.
Uno de los principales fundamentos del I Ching es el concepto Taoísta del Yin -Yang en el cual, todo el Universo está compuesto por estas dos fuerzas o energías que parecen contrarias pero en realidad, son complementarias.
Una no puede existir en ausencia de la otra, sino que una nace cuando la otra abunda y viceversa. Así, también es nuestra vida y nuestras vivencias.
Una no puede existir en ausencia de la otra, sino que una nace cuando la otra abunda y viceversa. Así, también es nuestra vida y nuestras vivencias.
Todo está en constante cambio y movimiento, sin movimiento, sin cambios todo se estancaría y lo que se estanca... termina por morir.
Nada permanece estático, fluctuamos hacia momentos de felicidad, luego permanecemos en calma y posiblemente lleguen momentos que llamamos de crisis.
Nada permanece estático, fluctuamos hacia momentos de felicidad, luego permanecemos en calma y posiblemente lleguen momentos que llamamos de crisis.
No existe una crisis eterna como tampoco existe la felicidad absoluta, al menos, mientras permanecemos aquí en la Tierra.
Alejandro Re.
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