14 de mayo de 2011

EL DISCIPULO SE VUELVE MAESTRO DE SI MISMO.


Maestro, estoy desengañado de la política corrupta, de las religiones sectarias, del sistema económico explotador, de las industrias nocivas, de los mediocres consumidores e infantiloides, de los deportes fomentadores del patriotismo, de las pestes mundiales inventadas para vender vacunas, del cine americano con propaganda solapada, de las familias narcisistas sumidas en el incesto emocional, de los comerciantes rapaces, de los jet-sets con narices hediondas a cocaína, de las mujeres con caras estiradas, senos inflados y bocas inmensas, de los dictadores ladrones y asesinos, de los policías cómplices del narcotráfico, de los gobiernos enriqueciéndose con la venta de armas, ya no soporto más. Estoy desesperado, porque sé que no puedo cambiar al mundo. ¿Qué hago?
-Es cierto, no puedes cambiar al mundo, pero puedes comenzar a cambiarlo.
-¿Cómo, Maestro?
-¡Cambiándote a ti mismo!
-¿Cómo?
-Mirando sin miedo hacia dentro de ti, como si fueras descendiendo por un pozo. El cielo no es sus nubes, las contiene. Tú no eres tus pensamientos, los contienes. Tampoco eres tus sentimientos, ni tus deseos, ni tus necesidades, las contienes.
-No lo entiendo.
-Eres lo que eres y no lo que piensas que eres. Ni eres lo que crees que sientes, ni lo que crees que deseas ni lo que crees que necesitas.
-Quiere decir que me engaño a mí mismo. ¿Como ser lo que soy?
- De negación en negación llegarás a la gran afirmación: “Esto no soy yo, esto no soy yo, esto no soy yo. Sólo soy una conciencia inmaterial, inefable, impensable. No soy un cuerpo que tiene una conciencia, sino una conciencia que tiene un cuerpo”.
- Me cuesta asimilar esto.
-Imagina que eres un coche con cuatro pasajeros, uno es “ideas”, el segundo es “sentimientos”, el tercero es “deseos” y el cuarto es “necesidades”. El chofer del coche se llama “voluntad”. Pero a ese coche no lo hacen funcionar sus pasajeros, ni su chofer, ni su carrocería, ni su motor, ni sus ruedas, ni su forma, ni su marca. El coche anda gracias a la gasolina.
Pero la gasolina no le pertenece. Ella es una porción del infinito océano de energía universal. Repite conmigo: “¡No soy una parte, soy una totalidad. Soy los otros y los otros son yo. pero YO soy!”. Ese YO no es el ego formado por esos limites en los que desde tu infancia te ha aprisionado tu familia, tu sociedad y tu cultura. Es el YO total, que es la conciencia del Universo.
El Universo no tiene una conciencia. Es la CONCIENCIA la que tiene al universo. CONCIENCIA eterna, inmortal, gozo perpetuo, sin comienzo ni fin, tu ser esencial, tu Dios Interior, tú de verdad. ¿Comprendes? No eres lo que sabes, no eres lo que crees ser, nada te puede definir, nada te puede limitar, nada es tuyo que no sea para los otros.
En ningún caso eres algo de alguien, ni alguien es algo tuyo. Tú y los otros son una sola cosa. Lo que le sucede a los demás te sucede a ti, y lo que te sucede a ti, le sucede a los demás. No estás unido a nada porque eres todo. ¿Quieres cambiarte a ti mismo? Despréndete de la vieja imagen, nunca fuiste lo que creías ser. Repite conmigo:
“No soy mi nombre, no soy mi edad, no soy mi sexo, no soy mi nacionalidad, no soy mi raza, no soy mi oficio, no soy mi clase social, no soy mi pasado, no soy la imagen que tengo de mí mismo, no soy lo que los otros quiere obligarme que sea, no soy lo que tengo. Soy cuando no soy nada. Nadie me busca porque en todo momento me están encontrando. El mundo real soy yo.”

Alejandro Jodorowsky 

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