23 de enero de 2015

LA RESOLUCIÓN DE LOS KARMAS. DANIEL MEUROIS

El tiempo que estáis viviendo es el de una oportunidad  para resolver los nudos kármicos.

Todos los acontecimientos del pasado resurgen con una fuerza implacable y piden ser resueltos, condición indispensable para "pasar a otra cosa".

Comprended bien que no se trata de ninguna especie de chantaje divino.
Ninguna Autoridad exterior a nosotros nos dice: "Resuelve tus deudas y allana tus problemas si no, no avanzarás..."


Es nuestro funcionamiento interno y primordial el que sigue siendo dueño del juego.
Dicho de otra manera, es el exceso de "plomo humano" en nostros lo que sencillamente puede ralentizar nuestro acceso a un estado superior.
Y puesto que estamos hablando de aligerar el bagaje kármico, sabed que este tiempo presente se revela particularmente propicio a la manifestación de los karmas inmediatos.
Por lo tanto, los efectos de lo que sembráis tienen hoy todas las probabilidades de ¡Recaer sobre vosotros de forma muy rápida!

Ya nada se acumula.
Todo explota de forma casi instantánea...
¿Por qué?
Por que el movimiento del péndulo nunca es más veloz que cuando ha alcanzado la parte más baja de su recorrido.
También en este sentido, ¿Veis?, vivimos un tiempo bendito.

Esto nos permite comprender que la realidad a nivel individual también se verifica a una escala colectiva.
Por tanto, cada vez más, asistiréis a resoluciones rápidas del karma de las masas.

"No hay detrás de ello ninguna ira de Dios tal como algunos dogmas culpabilizadores querrán haceros creer.

¿Por qué, me diréis entonces, el aspecto de sufrimiento se impone hoy con tanta fuerza, si no existe ningún castigo?
Por que el Gran Péndulo de los ritmos cósmicos se encuentra aún en su recorrido descendente.
En cuanto empiece a remontar, se constatará el efecto inverso.

Los karmas constructivos y unificadores se manifestarán con una fuerza sorprendente y con extrema rapidez... exactamente como una enérgica y profunda inspiración que volviera a darnos vida después de un período de asfixia.

Todo lo existente está sujeto a esta ley rítmica.
No porque sea una ley... sino porque resulta de una Sabiduría cuyo origen sobrepasa el entendimiento.

Fragmento del libro: ¿Por qué Dios, se hizo Dios?
Daniel Meurois.
Ediciones Isthar-Luna Sol



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