5 de septiembre de 2014

LAS "MALAS HIERBAS" SON MEDICINALES.




¿Tienen algún uso las malas hierbas?
¿Qué hay que hacer con ellas? Jon Marín reivindica las propiedades culinarias y medicinales de estas plantas. 
 “No hay mala hierba, sino hierba en mal lugar".

-Reivindico la naturaleza que existe muy cerca de nosotros, pero pasa desapercibida muchas veces.
No hace falta coger un avión e irse a Costa Rica para ver naturaleza, sino que hay verde a la vuelta de la esquina.
Por otro lado, es una reivindicación de lo que llamamos malas hierbas y no lo son en realidad, porque tienen muchos usos medicinales y culinarios.

- ¿Qué tiene de verdad el tópico de mala hierba nunca muere?
- En este caso es 100% verídico. Las malas hierbas son las primeras desde el punto de vista ecológico. Es decir, cuando hay un terreno seco, baldío, sin nada, lo primero que aparecerá es una de estas hierbas espontáneas porque son las que están más preparadas. De ahí proviene lo de mala hierba nunca muere. Son las supervivientes.

-¿Por qué se tiene esta concepción negativa de las malas hierbas?
- No hay mala hierba, sino hierba en mal lugar. Si plantas tomates o patatas y sale otra planta no deseada se consideraba desde el punto de vista de la agricultura, mala hierba y se eliminaba.

- ¿Entonces es un error eliminarlas?
- Esas hierbas tienen su razón de ser ecológicamente porque forman parte del ecosistema. Si lo analizas, esa planta puede competir desde el punto de vista nutricional seguramente con lo que se había plantado o tiene unos usos medicinales no contemplados.

- ¿Cuáles son los lugares propicios para las malas hierbas?
- Todos los sitios: paredes, aceras, balcones… en la ciudad las encontraremos sobre todo en solares abandonados. Son lugares con una presión antrópica un poco menor por lo que las hierbas están a sus anchas, además de tener muchos nutrientes. Los solares son lugares donde antes había vida y, por lo tanto, son ricos en nitrógeno y estas malas hierbas se alimentan de nutrientes que provienen de compuestos, de materia orgánica.

-¿Cuáles son los principales usos de las malas hierbas?
- Sobre todo medicinales y culinarios. La historia y la tradición recogen básicamente estos usos, aunque hay otros.

-¿Por ejemplo?
- La parietaria tiene una hoja pegajosa y se usó durante mucho tiempo para limpiar cristales. La caña está considerada otra mala planta y se ha utilizado para construir. Se trata de reivindicar sus usos y revalorizar estas plantas. 

- Comentaba que también se utilizan en la cocina. ¿Cuáles destacaría?
- La verdolaga, que además contiene vitamina C,  es una planta que se puede utilizar cruda en ensaladas y aporta un toque fresco y crujiente que otras lechugas no te pueden dar. Esta planta tiene una gran tradición y se comercializa en México y en otros países. Es algo que también ha sucedido con la rúcula.

-¿Qué ha pasado?
- La rúcula, como la verdolaga, se asocia a tiempos de crisis, de posguerra, de hambruna… y en España se utilizaba para dar de comer a gallinas, cabras o vacas. Lo interesante es que se ha puesto muy de moda desde hace unos 10 o 15 años gracias a los italianos, que son grandes expertos en marketing. Han hecho de una mala hierba como la rúcula una planta delicatessen. ¿Se puede hacer esto con la verdolaga? Es la hipótesis de partida con la que trabajamos.

-En el libro también comenta que estamos acostumbrados a cocinar con solo 20-25 especies vegetales diferentes, ¿nos estamos limitando?
- Nos hemos limitado porque comemos siempre lo mismo. Hoy en día ya casi ni vamos al mercado, vamos al supermercado y encontramos una o dos variedades de tomate, lechuga… cuando en realidad hay muchas más.

- Otros usos que ha explicado de las malas hierbas son los medicinales. ¿Destaca alguno en concreto?
- El diente de león es muy típica. Es una planta diurética y se ha utilizado medicinalmente desde la antigua Grecia.

- Además de los usos culinarios y medicinales, ¿tienen otros usos?
- En el libro incluimos una entrevista a Dolors Freixes, que se dedica a la herbolaria y vive en Girona. Cuenta que ve pasar las máquinas cortando toda la hierba al lado de las carreteras, pero no es necesario destruirlas porque cumplen un ciclo y luego ellas mismas desaparecen. Además, hay muchas de estas hierbas que crecen de manera espontánea y también tienen su función a nivel decorativo. Muchas tienen flores extraordinarias rojas, blancas, rosas, que si las dejamos florecer también nos aporta un toque estético, como las plantas que podemos comprar en un centro de jardinería.

- ¿Cree que hay un resurgir de la recolección de estas plantas debido a la situación de crisis económica?
- Supongo que sí. Lo que es evidente es el resurgir de los huertos y del cultivo, pero antes de agricultores éramos recolectores. En Estados Unidos y en Francia la recolección es una actividad lúdica porque al final es una excusa para disfrutar de la naturaleza. Yo salgo a recolectar y veo sobre todo personas de Suramérica que recogen plantas en algunos parques de la ciudad.

-¿Qué tipos de plantas?
- La malva, que se usa mucho en Oriente, o las flores de yuca, una planta que se utiliza en principio para jardinería y aquí desconocíamos que sus flores se comen. Es interesante saber que existen recursos que no veíamos.

- En el libro incluye algunos consejos a la hora de recolectar las plantas, ¿qué es lo que hay que tener en cuenta?
- Aplicar el sentido común. Hay que recolectar aquellas plantas de las que estemos seguros, tal como sucede con las setas. No recogemos aquéllas que no sabemos si son comestibles o no. Por otro lado, no hay que cogerlas en sitios en los que haya riesgo de contaminación. Luego hay que ser respetuosos con las plantas y su entorno.

-¿Hay alguna mala hierba que abunda más que otra?
- En el libro hemos realizado una selección de una veintena que son las típicas. Hay muchas más y hemos ampliado este catálogo en el blog malahierbanunca.org.

-¿Cuántas malas hierbas hay?
- Si les quitamos el mala a la hierba encontramos miles de especies. La gracia es detectar aquellas que tienen un uso interesante para el ser humano. De las 12.000 plantas vasculares existentes en Europa, se conoce las propiedades culinarias y medicinales de unas 1.200. Y el 10% de estas plantas con usos son las que consumimos. 

- También reflexiona en el libro sobre el equilibrio entre la naturaleza y el ser humano, ¿cree que la sociedad está lo suficientemente concienciada de su entorno?
- La población es cada vez más consciente de que el verde es vida, aunque es un proceso lento. En el libro incluimos una entrevista al señor Joan Bordas, jardinero de toda la vida, y comenta que aún falta mucha educación ciudadana, pero también de jardinería. Dice que si los jardineros no están preparados es normal que los jardines de la ciudad no sean los más apropiados. Se utiliza desde césped artificial en rotondas a plazas duras o grises. Esto parece que poco a poco está cambiando, aunque es lento. La comunión entre el ser humano y naturaleza en la ciudades aún falta madurarla.

- En el libro también dedica un apartado a la creatividad y a la conservación de la naturaleza. ¿De qué manera puede ayudar?
- La creatividad es una herramienta básica para que la gente sea consciente de su entorno. Protegemos aquello que queremos, queremos aquello que conocemos y conocemos lo que usamos. El diseño y la creatividad ayudan a proteger, conocer y fomentar el verde en la ciudad.

-Si tuviera que escoger una mala hierba, ¿con cuál se quedaría?
- La verdolaga, por su potencial culinario. Además es una planta muy fácil de reconocer. Esta es mi elección para los que quieren empezar.

-Para acabar la entrevista, ¿le gustaría destacar algo más?
- Hay muchas tradiciones e historias detrás de cada una de estas plantas. Existe un patrimonio natural olvidado, el de las plantas, pero existe un patrimonio cultural detrás de esas plantas, que también es importante darle valor. Es un recurso de conocimiento que tenemos y si no lo conservamos se perderá.  
Jesús Sancho.

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