2 de mayo de 2014

DESHACIENDO EL PROGRAMA DE LOS ERRORES.



Hablemos de lo que llamamos errores y culpa. Ya sé, no te gusta... 
En el campo terapéutico se habla mucho de “programas” o “guiones” mentales. 
El desarrollo de la informática ha permitido que nos familiaricemos con estos conceptos y podamos ver que nuestra mente, también funciona de la misma forma.
El personaje que desarrollamos es creado por la mente. Está condicionado por el pasado, las creencias y las interpretaciones de una realidad que muchas veces, tenemos la impresión de que no es fácil dejar atrás. Es necesario la desprogramación de todos los patrones que limitan nuestra libertad y nos impiden avanzar. 
Pongamos por ejemplo que has hecho algo de lo que te consideras culpable. Dices: “lo que he hecho ha estado mal y me siento culpable”. Y ya está. Está tan anclado en la sociedad que normalmente llamamos error a lo que no lo es y además nos culpamos. Haciendo esto, nos colocamos dos cargas sobre la espalda, que no son verdad.



Lo que sentimos en ese momento, los miedos y el nivel de consciencia eligió hacer lo que hizo desde su interpretación en ese momento. No encontraste nada mejor que hacer, ya sea porque no viste correctamente la dimensión del asunto, ya sea porque no estabas bien informado, por la falta de experiencia o porque tenías miedo...  No pudiste hacer otra cosa.
Todo ello son diferentes formas de inconsciencia, así que, lo que llamamos "error" es el resultado de actuar de forma insconciente. De modo que en el momento de la acción no podías hacer otra cosa más que la que has hecho. Si no veías, no sabías y no eras consciente tampoco tenías más opciones para elegir.
La culpa también tiene sus argumentos: “Debiste haber pensado mas en ello”, “Debiste haber calculado las consecuencias”, “Debiste haber mirado el asunto desde otros puntos de vista”. 
La culpa te incita a que, cuando no eras consciente, "deberías haberlo sido”. Y eso te hace sentir que te equivocas o que no eres bueno.  El ego siempre juega con el tiempo. Antepone lo que ahora ves a lo que antes no veías.
No se puede sujetar a una persona por las solapas y decirle “hazte consciente” mientras le zarandeas. La consciencia surge desde el "darse cuenta" y ese gesto de apertura es personal y tiene un ritmo propio. No sabemos exactamente cuándo ocurrirá. Cuando llega, llega.
No es posible pedirle a nadie, ni a nosotros mismos, tener todas las capacidades desarrolladas en un momento concreto. Pensamos y actuamos según las herramientas de las que disponemos en cada ocasión. No se puede exigir que se vea lo que no se ve. 
Cuando miramos a un niño que está aprendiendo a caminar no se nos ocurre pensar que no será bueno caminando porque se ha caído mil veces, nunca decimos: "Déjalo ya porque no sirves para eso, no sabes hacerlo". 
¡Existen millones de almas que sienten que se equivocan y están recreando inconscientemente cada día un mundo de culpa que no existe, que sólo es real en sus mentes, nada más!
¡Somos Pura Vida! Sin embargo, en algún momento colaboramos en crear sufrimiento en nosotros y en nuestro entorno porque nos estamos proyectando unos a otros la idea de: "Esto es bueno y esto es malo, esto está bien y esto está mal". ¿Cómo vamos a experimentar lo que realmente somos si continuamos anclados en programas antiguos?
Es necesario cambiar las creencias que ya están caducas y cambiar las palabras con las que nos expresamos.
Fuera culpa, error, víctima y demás mentiras que hemos creado hace eones de tiempo.
Busca construir en cada momento con las herramientas de las que dispones allí donde te has dado cuenta que es necesario, lo demás... 
Semillas Solares. Así me lo han dicho

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