27 de mayo de 2014

MOVER LA CONCIENCIA A OTRA DIMENSIÓN.



En cualquier momento podemos pedir a nuestros ángeles y guías que nos ayuden a ver, escuchar y sentir en otras dimensiones, como seguramente lo hacíamos de pequeños.
Casi siempre lo que debe limpiarse sube de inmediato a la superficie, lo viejo, que rebosa de emociones de baja frecuencia (remordimientos, celos, rabia, culpa, lamentos, amargura, vergüenza…)
Así vamos pelando las capas de la cebolla. Sin olvidar las creencias y patrones de comportamiento sobre los cuales se han construido estos bloqueos.
En la ascensión debemos ser capaces de mover la conciencia de una dimensión a otra, de una realidad a otra, y eso no es posible si mi manera de pensar y mis creencias no se transforman radicalmente.
¿Quién o qué empuja hacia la pantalla de la conciencia todos esos comportamientos y pensamientos desequilibrados, para que realicemos una limpieza a fondo?
Por un lado está el alma, el yo superior, y por el otro, el niño o niña interno que nos ayudan en este trabajo y nos empujan hacia sucesos que manifiestan el miedo, las limitaciones, los traumas o las costumbres que hemos de reconocer y transformar.
Así limpiamos el cuerpo emocional, e inmediatamente el cuerpo físico se libera de los bloqueos que tantos problemas emocionales habían inscrito en sus órganos, sistemas y articulaciones.
Además el ADN se re codifica para absorber más luz y sostener un nivel mayor de conciencia. Por eso el trabajo emocional es imprescindible para ascender.

Es el tiempo en que todo molesta y surgen un sinfín de alteraciones musculares, dolores de cabeza, cambios bruscos de peso, pérdida de memoria, alteraciones del sueño, problemas intestinales, alteraciones nerviosas, etc.
Lo increíble es que los llamados síntomas de la ascensión coinciden mucho con dos enfermedades recientemente descubiertas que son la fibromialgia y la fatiga crónica, ambas relacionadas con el sistema endocrino y por tanto con la producción de hormonas en el cuerpo que son las que ordenan la actividad celular.
Cuando hay deficiencia hormonal, las células alteran su manera de comportarse y surgen las dificultades, incluidas las dificultades emocionales como angustia, ansiedad, depresión, tristeza…
Cuando en la limpieza de la sombra se disparan miedos profundos y suben a la superficie las memorias reprimidas, se produce un estrés de las glándulas endocrinas que trastoca toda la producción hormonal.
Así que la idea de que según avanzas por el camino espiritual estás más sano y eres más feliz es solamente una creencia sin sentido, por lo menos hasta que atraviesas la etapa de desequilibrio y caos que produce todo cambio espiritual verdadero.

Los que caen en estas enfermedades (del tipo fibromialgia y fatiga crónica) es porque las necesitan (lo mismo que algunos virus, incurables por la medicina académica, tienen como objetivo quemar estructuras obsoletas de ADN). 
Lo viejo debe disolverse antes de que aparezca lo nuevo y muchos patrones de comportamiento están desde hace generaciones inscritos en el ADN y deben desaparecer. Además estas alteraciones al fijarse en las zonas musculares, producen una lentificación de las actividades vitales y una capacidad para la recapitulación de nuestras actividades laborales (pasar desde planos físicos a planos psíquicos en nuestra profesión).
 Aprendemos a agradecer y a pedir ayuda a los guías internos que Yo Soy. Y así estas alteraciones aparecen como aliados que nos permiten librarnos de los engranajes rígidos de nuestro ADN.
Emilio Fiel.

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