12 de marzo de 2014

EL HUERTO MEDICINAL EN CASA. MARIANO BUENO


“En un mundo predominantemente urbano y tecnificado, en el que se supone que las respuestas a todas las preguntas están en internet y los problemas de salud, se solucionan visitando el hospital más cercano, posiblemente se nos haya olvidado buscar respuestas y soluciones mirando a nuestro alrededor junto a los caminos o en las laderas de los montes”. 
Ponerse manos a la obra y hacerse con un huerto en casa hoy día no es tan difícil como se piensa. Así lo cuenta Mariano Bueno: “La posibilidad de cultivar plantas con propiedades terapéuticas está al alcance de casi todo el mundo, ya que podemos hacerlo en el balcón o en el alféizar de la ventana. 
En este espacio tienen cabida desde unas digestivas manzanillas o unas mentas, una estimulante y condimentaria albahaca, un eficaz antibiótico natural como el tomillo o la ajedrea, o unos nutritivos canónigos; pasando por la variada selección de macetas con plantas aromáticas, condimentarias o medicinales, como la melisa, la salvia o el orégano.

De hecho, son muchas y muy variadas las opciones para crear nuestro ”botiquín terapéutico verde”, en el que no deberán faltar unos aloe vera -para aliviar posibles quemaduras- o unas estevias -las plantas del azúcar que ayudan a curar la diabetes”.

Y si se dispone de más sitio la lista de imprescindibles se hace enorme. Bueno, recomienda “algunas plantas hortícolas muy terapéuticas como los ajos, las cebollas, los puerros, los brócolis, el perejil o el apio. Pero si nos ceñimos exclusivamente a las plantas medicinales, entre las más sencillas de cultivar y con numerosas propiedades terapéuticas tendríamos: lavandas, espliegos, salvias, romeros, hinojos, capuchinas, laureles, consueldas, mejoranas, mentas, hierbabuena, tanacetos, manzanillas, ajedreas, tagetes, caléndulas o valerianas”.

Más fácil de lo que se piensa


En contra de lo que se pueda pensar, la mayoría de las plantas medicinales y aromáticas tienen un cultivo sencillo. “Dada su gran rusticidad requieren pocos cuidados y en general necesitan escaso mantenimiento, no suelen precisar abonado y se desarrollan bien con riegos escasos. De hecho, cuanto más duras sean las condiciones en que se desarrollen, mayor concentración de principios activos medicinales y terapéuticos”.

El autor resume en cuatro puntos los elementos clave para tener éxito en el huerto casero:

Orientación y buena exposición solar: la mejor orientación es al sur, y si no, debe tener al menos un mínimo de cuatro a seis horas de luz directa al día, para que las plantas puedan realizar la necesaria fotosíntesis y tener un buen desarrollo.

Tierra y sustratos de cultivo: si no disponemos de un jardín o un huerto con tierra fértil y cultivamos en macetas o mesas de cultivo, los sustratos ecológicos preparados con compost (40%), turba de coco (40%), y perlita (20%) van mejor que la tierra, pesan menos y retienen bien la humedad y los nutrientes.

Recipientes de cultivo: unas jardineras, unas macetas o unas mesas especiales de cultivo, resultan ideales. Es suficiente que tengan una profundidad de 20 a 30 cm. Las macetas de cerámica retienen mejor la humedad que las de plástico y las hidromacetas mantienen mejor los niveles regulares e hidratación.

Riego: las macetas evaporan mucha agua y conviene regar a diario. Aparte de las regaderas, resulta muy práctico instalar un sistema de riego localizado con mangueras de goteo y programador de riego. Permitirá ausentarnos largos períodos sin que nuestras plantas sufran por falta de agua.

La mejor terapia


Aparte de los beneficios evidentes para el propio bienestar que aportan este tipo de plantas, Mariano Bueno dice también en su libro que el sólo hecho de dedicarse al huerto propio, ya es de por sí terapéutico y nos los explica:

Los más recientes estudios sobre salud y longevidad muestran como el 'ver verde alarga la vida', o como las personas hospitalizadas se recuperan más rápido de un postoperatorio o de otras patologías graves, si la ventana de la habitación donde está convaleciente, da una zona verde o arbolada. 
Otras investigaciones muestran como el vivir en contacto con la naturaleza reduce en un 40% las probabilidades de padecer cáncer o mejora la tensión arterial, la circulación sanguínea o el estado de ánimo…, con tan sólo cinco minutos diarios de contacto con plantas y verde.
Desde muchos niveles, podemos tomarnos el hecho cotidiano de cultivar y relacionarnos con plantas, como una práctica muy sana y terapéutica, tanto si es disfrutando de la vistosidad de las plantas ornamentales del jardín -produciendo verduras y hortalizas en un huerto ecológico- o creando un saludable huerto medicinal y aromático. 
Ciertamente, merece la pena –aunque sólo sea como acto sanador– recuperar cotidianamente el vínculo con nuestras raíces y con la naturaleza. 
Las buenas Claves.

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